(por Francescomaria Tuccillo) Italia en junio tendrá que desempeñar su papel en Europa.
Si el sol vuelve a brillar en el Pacífico, entonces la "noche" debería caer en el Mediterráneo.
En este nuevo contexto, y en ausencia de proyectos en una sociedad caracterizada por este "egoísmo neomedieval":
- los pueblos mediterráneos deberían permanecer al margen de los movimientos de los flujos económicos y, por lo tanto, de la posibilidad de un desarrollo real;
- los pueblos africanos continuarían, en su estado de tercer mundo, para servir como reserva humana para los oficios más malvados (guardería para el terrorismo, comercio de órganos, mercado de armas);
- Europa tendría un nuevo papel, el de un museo del mundo, sin una identidad precisa, desprovisto de una capacidad de propuesta actual y de cualquier impacto.
La historia, sin embargo, no es tan sencilla de interpretar y, sobre todo, de "gestionar". Su flujo continuo a menudo abruma las estructuras en la construcción.
La espera es grande: se levanta el telón y aún no se han asignado los nuevos roles. Porque en la nueva escena cada uno es libre de elegir el suyo. Pero tiene que hacerlo rápido.
El nuevo acto ya ha comenzado.