América Latina: Trump levanta los muros y los chinos hacen negocios

(por Massimiliano D'Elia) En los últimos días, la administración Trump parece haber intensificado su aversión económica a la agresión de China. Antes de su visita a cinco naciones latinoamericanas, el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, criticó el jueves a Beijing, acusándolo de "usar la fuerza económica para arrastrar a la región sudamericana a su órbita". Difamar a China no puede ayudar a cambiar la mala imagen de Estados Unidos en América Latina o evitar que los países de la región busquen cooperación en otros lugares para estimular el crecimiento económico y el desarrollo. El año pasado, la administración Trump provocó indignación regional al endurecer las reglas de inmigración, construir un muro para desalentar las afluencias de población e intentar sesgar los acuerdos comerciales a su favor. La cooperación de China con los países de la zona se basa en el beneficio mutuo y el respeto mutuo. El éxito de la segunda reunión ministerial de China y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, que acaba de finalizar, es un buen ejemplo. El encuentro, realizado en la capital chilena de Santiago, aprobó tres documentos clave: la Declaración de Santiago, un plan de acción conjunto y una declaración especial sobre la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Los acuerdos fueron muy bien recibidos por los países de América Latina y el Caribe. Para los países locales, la iniciativa propuesta por China puede ayudarlos a promover mejor la conectividad y la infraestructura y sentar una base sólida para estimular el desarrollo futuro. La administración Trump debe entender que el chivo expiatorio chino no está trabajando para defender su carisma desvaído en la región, culpar a China es un truco político barato. Más bien, apresúrate a restaurar la influencia de Washington en América Latina. Por el momento, en lugar de perder el tiempo culpando a China, podría ser una buena idea que Washington ponga fin a su retórica hostil, revise su política exterior y abandone el pensamiento de "Estados Unidos primero" de Trump.

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