¿Yo afronto? A Trípoli "no le gusta" la propuesta de la UE de un embajador italiano como representante en Libia

(por Francesco Matera) Los Lío de la reunión entre los ministros de Asuntos Exteriores de Libia e Israel en Roma que provocó feroces enfrentamientos en Trípoli y obligó a la suspensión y destitución del ministro libio Najla Mangoush, no parece ser una cuestión que el gobierno de Trípoli haya pasado por alto. De hecho, no es casualidad que el gobierno liderado por Abdul Hamid Dabaiba ha rechazado la candidatura de un alto diplomático italiano, propuesto por Bruselas, como representante de la UE en Libia.

El diplomático italiano Nicolás Orlando, después de ganar un concurso de la UE, calificando en primer lugar a los candidatos, lamentablemente no obtuvo la aprobación del gobierno de Abdul Hamid Dabaiba. La aprobación de la nación anfitriona es condición necesaria para poder instalar a cualquier representante extranjero.

Otro extraña coincidencia es que el segundo en la lista es un alto diplomático francés que muy probablemente será aprobado por Trípoli. También en este caso Francia consigue arrebatarle algo a Italia. La duda o mejor dicho, la mala fe se cuela en cada razonamiento que se pueda hacer ante el rotundo rechazo. Porque es imposible comprender cómo una afrenta así puede ser plausible después de que Italia, en todos los gobiernos sucesivos, haya apoyado siempre al gobierno de Trípoli sin ceder jamás a los halagos del señor de Cirenaica, el general Khalifa Haftar.

Por tanto, se podría pensar que detrás del rotundo rechazo podría estar la manita silenciosa de Francia, que también en este caso intervino bajo la mesa para quitarles el importante encargo internacional a los primos italianos, confirmando cada vez más el proverbio "parientes serpientes". Francia no puede soportar el activismo italiano del gobierno Meloni en el Mediterráneo y en África con la propuesta del Plan Mattei. Por no hablar de las recientes reuniones de Roma con países africanos a las que Francia y Alemania no fueron invitadas.

El embajador Orlando fue el primer candidato no por casualidad: estuvo en Riad, Afganistán y Tel Aviv, luego embajador en Kosovo y luego designado por el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Luigi Di Maio, enviado especial de Italia en Trípoli. Luego, tras ganar el concurso de la UE, fue elegido por el Alto Representante de la Unión, Josep Borrell, como la persona más cualificada para poder llevar a cabo la delicada tarea en Libia. El mandato del diplomático español expiró la semana pasada Jose Sabadall y hoy en Libia todavía no hay ningún embajador de la UE, a la espera de que se proponga el segundo de la lista.

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