(a cargo de Filippo Moreschi, abogado y director del Observatorio "Digital Agroalimentario" de la AIDR) En la reciente Comunicación de 25 de marzo de 2021 (publicada el 31 de marzo) dirigida al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social y al Comité del Regiones, la Comisión Europea adopta una postura clara a favor de la agricultura ecológica, considerada fundamental para la recuperación, definida como “verde y digital”, de la economía europea de las consecuencias de la pandemia.

Teniendo en cuenta que el modelo de producción ecológica no es el único modelo de agricultura sostenible, la Comisión subraya cómo une los objetivos de la estrategia europea para la protección de la biodiversidad y, especialmente a través de la tecnología digital, traduce en la práctica los objetivos de la estrategia. "Farm to Fork", es decir, la trazabilidad completa de los productos agroalimentarios, desde el productor hasta el consumidor.

Además, señala la Comisión, la agricultura ecológica garantiza un mejor acceso a las profesiones agrícolas para las nuevas generaciones y combate la desigualdad de género mejor que la agricultura tradicional, ofreciendo más oportunidades para que las mujeres hagan negocios en el mundo agroalimentario.

El desarrollo de la agricultura ecológica en la Unión Europea, que actualmente adolece de muchas diferencias de un país a otro, se llevará a cabo en diferentes vías.

Lo más interesante aquí es el camino encaminado a incrementar el mercado orgánico, que contempla una serie de acciones concretas encaminadas a estimular la demanda, hoy extremadamente desorganizada y esquizofrénica de una zona a otra. Entre las diversas formas en que se puede lograr este objetivo, la Comisión Europea señala al menos dos.

Uno es la mejora de la trazabilidad. Aquí, como se puede entender fácilmente, entran en juego las nuevas tecnologías, desde la inteligencia artificial, pasando por blockchain, hasta todas las soluciones que pueden incrementar la transparencia y trazabilidad de los productos orgánicos. La Comisión declara expresamente que está trabajando hacia una especie de "pasaporte digital" de productos.

El segundo camino está relacionado con la promoción y el aumento de la confianza del consumidor en los productos orgánicos y la certificación de procesos, también a través de la mejora de los logotipos en la etiqueta.

En este frente, la Comisión se propone incrementar, en el marco de los programas de trabajo anuales, el presupuesto dedicado a la promoción y estimular la visibilidad del sector.

Pero sería un error pensar que el mundo digital solo es funcional para respaldar los productos orgánicos.

La propia Comisión, de hecho, con una comunicación también de 31 de marzo de 2021, abrió una consulta pública sobre la futura política de promoción de los productos agroalimentarios de la Unión Europea, tanto en relación con el mercado interior como con países extracomunitarios. .

La iniciativa parte del informe de la Comisión, de 11 de febrero de 2021, sobre la evaluación de la aplicación del Reglamento n. 1144/2014, denominado "Acciones de información y promoción de productos agrarios realizadas en el mercado interior y en terceros países", y de apoyo a la competitividad del sector agroalimentario.

La consulta tiene como objetivo discutir las perspectivas de reforma del reglamento, también a la luz de los propósitos del llamado Pacto Verde Europeo y la "cesura" que representa la emergencia pandémica, que por un lado conlleva la necesidad de reactivar por completo sectores del mercado (en todo el canal Ho.Re.Ca.) y que tiene en cuenta, por otro lado, la tumultuosa consolidación de los métodos de comunicación digital.

Pues bien, en las recomendaciones finales, la Comisión reconoce la efectividad no solo de las campañas de contacto directo con los consumidores, sino sobre todo la importancia de la "promoción de productos que realizan los influencers en las redes sociales". Esta afirmación es aún más importante si tenemos en cuenta que, según el Eurobarómetro 2020, es decir, la encuesta sobre el tema "Los europeos, la agricultura y la política agrícola comunitaria", solo un porcentaje mínimo de encuestados (entre el 14% y el 20% ) conocer las etiquetas de calidad de la Unión Europea, incluidas las Denominaciones de Origen (DO) y las Indicaciones Geográficas (IG).

Este dato es sorprendente, si consideramos el papel central que juega el origen geográfico, territorial y socioambiental de los productos agroalimentarios dentro de la Política Agrícola Común y la Organización Común de Mercados. En la legislación y jurisprudencia comunitaria, pero también en la interna, si pensamos en las recientes sentencias de la Justicia Administrativa sobre la modificación de la normativa vitivinícola del DOC Sicilia y de la IGT Terre Siciliane, los conceptos de origen geográfico, tipicidad y La calidad de los productos está cada vez más correlacionada y asociada.

Se comprende, por tanto, la gran labor cultural que las instituciones europeas, nacionales y locales estarán llamadas a realizar en los próximos años sobre el tema, pero también la aportación decisiva que vendrá de particulares, particulares y asociados, así como como de grupos de productores y consumidores.

Y para llevar a cabo estas tareas, de proteger la producción agroalimentaria de calidad y, al mismo tiempo, aumentar la confianza del consumidor, debe ser la transición digital.

Agricultura europea: del apoyo orgánico a la promoción de productos típicos, la estrategia es digital