América primero? Rusia, Turquía e Irán dividen a Siria

(por Massimiliano D'Elia) La aparente falta de interés estadounidense en el Medio Oriente ha estado favoreciendo durante algún tiempo nuevos procesos de influencia estratégica de nuevos / viejos actores internacionales. Siria es una zona que en este sentido está demostrando cómo el triunvirato Rusia, Turquía, Irán está haciendo el buen y el mal tiempo en una perspectiva que no es nada pacífica, en detrimento, sobre todo, de la población civil siria. El presidente ruso, Vladimir Putin, el iraní Hassan Rouhani y el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ya están dividiendo Siria en respectivas zonas de influencia que se establecerán después de la guerra, a pesar de que los tres líderes han dicho en varias ocasiones que quieren respetar la integridad territorial de Damasco. Erdogan también es firme en la decisión de eliminar primero a todos los grupos terroristas, incluidas las milicias kurdo-sirias de las YPG.

El acuerdo Moscú-Ankara-Teherán congela cualquier iniciativa futura de Assad para recuperar las áreas controladas por los kurdos al este del Éufrates, al sur por las milicias rebeldes y al norte que incluye a Afrin.

Erdogan, por su parte, se está preparando para ampliar la esfera de influencia de Turquía en el norte de Siria, ya dijo que quiere crear en Tell Abyad, que ahora está en manos de la milicia YPG curdo, un hospital militar que servirá para dar asistencia a los heridos que están llegando desde el Ghouta, enclave recuperado por las fuerzas sirias después de un largo asedio. Según Erdogan, la estructura médica se implementará con la ayuda del Kremlin.

Moscú y Ankara también han fortalecido su cooperación militar y esto muestra una probable veracidad de la retirada estadounidense de Siria. El propio presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo que la retirada de las tropas estadounidenses se realizará lo antes posible. Sin embargo, muchos indicios mostrarían que Estados Unidos ha aumentado su presencia en Manbij, una ciudad del norte de Siria controlada por los kurdos. Erdogan, de hecho no por casualidad, ha amenazado recientemente con atacar a esta ciudad como un enclave kurdo-sirio.

La cumbre también fue una oportunidad para consolidar la cooperación en la industria militar. Los jefes de estado mayor, el turco Hulusi Akar y el ruso Valery Gerasimov discutieron la entrega del sistema de misiles ruso S-400 que se adelantará a 2019 y no más a 2020, por una contraparte de unos 2,5 millones de dólares. La OTAN, en este sentido, siempre ha mostrado su decepción dado que el sistema antimisiles ruso nunca podrá operar con el sistema integrado de misiles y defensa aérea de la Alianza.

En Akkuyu, al sur de Turquía, la primera central nuclear turca será construida por la empresa rusa Rosatom, a un costo de 20 mil millones de dólares, a solo 190 kilómetros de la base militar de la OTAN de Incirlik. En la ceremonia inaugural, el presidente Putin declaró que la planta cumplirá con los principales estándares de seguridad y que el primer reactor estará operativo en 2023, año en el que se celebrará el centenario de la fundación de la República Turca. Otro tema tratado fue la construcción del gasoducto Turkish Stream que transportará gas ruso a Turquía y al sur de Europa.

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