En el contexto de una creciente interconexión tecnológica, las organizaciones europeas, y en particular las italianas, se enfrentan a desafíos cada vez más complejos para proteger sus sistemas esenciales y garantizar la resiliencia operativa. Según datos de Clusit, el primer semestre de 2024 se produjo un aumento del 23% en los ciberataques en comparación con el semestre anterior, con un promedio global de 9 ataques por día. La atención sanitaria sigue siendo el sector más afectado, registrando un aumento del 83% en Italia en comparación con el mismo período en 2023.
Este alarmante crecimiento pone de relieve la urgencia de adoptar estrategias innovadoras para reforzar la seguridad de las infraestructuras críticas y garantizar la continuidad de los servicios esenciales. Entre las tendencias emergentes clave para abordar estas amenazas, la segmentación de redes en sistemas ciberfísicos (CPS) se convertirá en una práctica central. Las organizaciones están yendo más allá de la simple visibilidad de los activos, centrándose en estrategias que reducen clases enteras de riesgos. Sin embargo, la implementación de estas medidas encuentra resistencia interna, con temores relacionados con posibles impactos en la producción, especialmente en los sectores de energía, transporte y telecomunicaciones.
Otro cambio importante tiene que ver con la relación de las organizaciones industriales con la nube. Las empresas, tradicionalmente reticentes a la hora de conectar sus entornos de producción a estas plataformas, están empezando a comprender las ventajas operativas y competitivas que ofrecen las soluciones de ciberseguridad basadas en la nube. Este proceso requerirá el cumplimiento de la normativa europea, como el GDPR, y una creciente integración entre la tecnología operativa (OT) y la tecnología de la información (IT).
En el sector sanitario, la ciberseguridad está evolucionando de una posición reactiva a una proactiva, adoptando principios inspirados en el marco del NIST y las directrices de Enisa. Este enfoque tiene como objetivo anticipar, resistir, adaptarse y recuperarse de las amenazas, abordando en particular los riesgos de ransomware. La creciente dependencia de los dispositivos médicos conectados y la fragmentación de la infraestructura sanitaria en Europa hacen necesarias medidas rigurosas para garantizar la continuidad de la atención y la protección de los recursos críticos.
En un entorno de presupuestos cada vez más ajustados, las organizaciones sanitarias deben centrarse en soluciones que ofrezcan un retorno de la inversión tangible. La adopción de herramientas basadas en inteligencia artificial y análisis de datos puede mejorar la eficiencia y reducir costos, por ejemplo minimizando la necesidad de nuevos dispositivos u optimizando el mantenimiento.
Finalmente, se debe prestar especial atención a las vulnerabilidades de la cadena de suministro de atención médica, un aspecto crítico para la continuidad de la atención. Un mapeo preciso de la dependencia y el monitoreo de las credenciales de inicio de sesión son esenciales para reducir los riesgos y garantizar la confianza en los sistemas sanitarios europeos. La segmentación de la cadena de suministro y la revisión continua del acceso son herramientas clave para fortalecer la resiliencia y proteger a los ciudadanos de los efectos de los ciberataques.
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