El jefe de inteligencia ucraniano, su esposa y otros altos funcionarios envenenados

Editorial

ayer se conoció la noticia del presunto envenenamiento del jefe de la inteligencia militar ucraniana, Kirilo Budanov, y de su esposa Marianna, aparentemente golpeados “con metales pesados”. El Ministerio de Defensa de Ucrania dijo que tales sustancias no se usan comúnmente en la vida diaria o en asuntos militares, lo que sugiere un posible envenenamiento intencional. Los funcionarios ucranianos han señalado a Rusia como el principal sospechoso, ya que Budanov se encuentra entre las figuras con más oposición de Moscú, acusado de sabotaje y asesinato.

El portavoz de la inteligencia militar ucraniana, Andrii Yusov, confirmó que algunos funcionarios de la inteligencia también fueron envenenados. La hipótesis principal sigue siendo la participación rusa, ya que Rusia ha estado implicada anteriormente en intentos de eliminar a sus adversarios utilizando métodos similares. La esposa de Budanov, envenenada "probablemente con comida", parece estar mejorando y no corre peligro de morir.

Habría una guerra de inteligencia en curso, y Budanov sería visto como el objetivo principal de Rusia. La situación está entrelazada con el conflicto en Ucrania, donde persisten las tensiones y siguen cayendo bombas. El Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, advierte sobre la posibilidad de un aumento de los combates, subrayando la importancia del suministro de armas y la ayuda occidentales.

Al mismo tiempo, aumentan las tensiones entre Rusia y Finlandia, con Helsinki cerrando temporalmente su último paso fronterizo con Rusia debido a una supuesta afluencia anómala de inmigrantes que las autoridades consideran un ataque híbrido de Moscú. Las relaciones entre los dos países se han deteriorado, especialmente después de la membresía de Finlandia en la OTAN.

Por último, en Moscú, se prorrogará la detención hasta el 30 de enero del periodista estadounidense Evan Gershkovich del Wall Street Journal, detenido en Rusia acusado de espionaje. Esta medida representa un elemento más en las crecientes tensiones entre Rusia y Estados Unidos.

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