El plan de trigo turco rechazado

El periódico ruso Izvestia reveló el plan de Turquía para resolver el problema del trigo en Ucrania. Será la armada turca la que minará el Mar Negro y luego escoltará a los barcos ucranianos en aguas neutrales. El objetivo es liberar casi 53 millones de toneladas de cereales ucranianos almacenados en silos en puertos cercanos al Mar de Azov, en gran parte controlados por los rusos, a favor de países de África (unas 25), Oriente Medio y Asia. Las nuevas cosechas también llegarán en septiembre y deberían producir otras 75 toneladas del preciado trigo.

La propuesta turca quiere evitar que Rusia venda, como primer jugador, el trigo robado de Ucrania a los países africanos, aumentando así dramáticamente el consenso entre la población del continente negro.

Obstruyendo la propuesta de Erdogan están los ucranianos que no digieren en absoluto el aflojamiento de las defensas de Odessa que consisten en minas. Más claro fue el Ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Dmytro kuleba quien declara total desconfianza del enemigo: "¿Putin te dice que no utilizará rutas comerciales para atacar Odessa? Y el mismo Putin que le dijo al canciller alemán Scholz y al presidente francés Macron que nunca atacaría Ucrania”.

Hay otras soluciones que, sin embargo, tampoco reciben la opinión favorable del establecimiento de Zelensky. Transportar el grano a través de Bielorrusia, creando un corredor para que navegue desde el puerto ya despejado de Mariupol, o utilizando los ríos.

La posición de Turquía también está mal vista por Kiev. Erdogan está en la OTAN, suministra armas a Kiev pero también es amigo de Putin.

La única solución viable podría ser una misión de escolta naval bajo los auspicios de la ONU. Pero qué país estaría dispuesto a desplegar barcos militares en una zona marítima muy caliente donde el accidente puede ser provocado en cualquier momento (por rusos y ucranianos) para subir el listón del conflicto y así involucrar a la OTAN y la UE.

Lo cierto es que es necesario conjurar lo antes posible las condiciones de hambruna en los países africanos que inevitablemente arrojarían a cientos de miles de migrantes a las costas europeas, las italianas se convertirían en el primer puerto de escala. Una situación insostenible para nuestro país que ya tiene sus primeros centros de acogida colapsados ​​ante una política de redistribución comunitaria poco clara y, hasta la fecha, todavía ineficaz.

El plan de trigo turco rechazado