Con el PNRR, el gasto anual es 4,5 veces superior al de los fondos de la UE que nos cuesta gastar

¿Sorprendido de que, muy probablemente, no podamos gastar todo el dinero previsto por el PNRR? La Oficina de Investigación de CGIA no lo es y esta "conciencia" parte de un supuesto: la dificultad histórica de nuestro país para utilizar todo el dinero que nos llega desde Bruselas. En referencia a los fondos de cohesión, por ejemplo, son bastantes los que hacen referencia al septenio 2014-2020 que, a finales de este año, corremos el riesgo de perder, aunque el hipotético gasto anual necesario para poner todos los recursos disponibles sobre el terreno asciende sólo a 9 millones de euros. Abordando el PNRR con el mismo enfoque que acabamos de ilustrar, entre 2023 y 2026 tendremos que gastar una media de 42 millones de euros al año para poder llevar a cabo todos los proyectos previstos en el plan. Una cifra, esta última, 4,5 veces superior a la anterior. Es evidente que lograr este objetivo será casi imposible.

• La comparación

Entremos en los méritos. De los 64,8 millones de euros de fondos de cohesión europeos puestos a disposición de Italia en el período 2014-2020, de los cuales 17 de cofinanciación nacional, algo menos de la mitad (29,8) todavía nos queda por gastar. Si no lo hacemos a finales de este año, la parte no utilizada debe ser devuelta. Esta es una demostración más de que nuestro país está luchando mucho para gastar el dinero que la UE nos ha puesto a disposición dentro de los plazos establecidos. Si, por el contrario, conseguimos hacerlo, en términos puramente teóricos es como si hubiéramos gastado 9 millones de euros cada año de estos siete años. Con el PNRR, en cambio, entre 2021 y 2026 tendremos que invertir 191,5, equivalente a un gasto medio que permite el uso global de 42 millones de euros al año en el periodo 2023-2026. Bueno, si, como dijimos anteriormente, estamos luchando para poner 9 de los fondos de la UE en el suelo al año, ¿cómo vamos a gastar incluso 42 con el PNRR, o 4,5 veces más? 

• En Italia las obras duran una eternidad

Según el Banco de Italia1, para una inversión mediana de 300 mil euros, en nuestro país la duración mediana para la construcción de una obra es de 4 años y 10 meses. La fase de diseño2 tiene una duración de poco más de 2 años (equivale al 40 por ciento de la duración total), la adjudicación de las obras dura 6 meses y se necesitan más de 2 años para su ejecución y pruebas. Para una inversión de cinco millones de euros, en cambio, el tiempo de construcción es de 11 años. Esperando que el nuevo código de contratación y las reformas que afectarán a nuestra Administración Pública reduzcan significativamente estos tiempos, sin embargo es claro que dentro de los próximos 44 meses difícilmente podremos poner a tierra todos los proyectos previstos por el PNRR.

• Retrasos también para los Juegos Olímpicos Milán-Cortina 2026

En la sala de control celebrada en Venecia el pasado 27 de febrero en el Palazzo Balbi, sede del Consejo Regional, trascendió que el 20 por ciento de las obras previstas inicialmente no estarán finalizadas antes del inicio de los Juegos Olímpicos de Invierno Milán-Cortina (febrero de 2026). En Veneto, por ejemplo, difícilmente se completará la variante Cortina y, probablemente, también la de Longarone (BL). En Lombardía, en cambio, están en riesgo la variante de Trescore - Entratico (BG) y la de Vercurago (LC), a lo largo de la nueva carretera Lecco-Bergamo. En definitiva, en nuestro país, respetar el calendario de construcción de las grandes infraestructuras es siempre una operación muy difícil. Además, los aumentos en los costos de las materias primas y la inflación empeoraron la situación; muchas veces el atraso acumulado en los últimos 2 años también es atribuible a estos incrementos que no permitieron la asignación de las obras o el avance de las mismas y por ende el inicio o terminación de las obras en los tiempos preestablecidos.

• PNRR: muchas inversiones, pero baja rentabilidad

Nuestro PNRR está compuesto por 235,6 millones de euros, de los cuales 191,5 son atribuibles al Fondo de Recuperación, 30,6 a un fondo complementario y los 13,5 millones restantes a REACT-EU. De estos 235,6 millones, 52,6 se invertirán en "proyectos existentes", es decir, ya planificados, mientras que los 183 restantes se destinarán a financiar "nuevos proyectos". Por tanto, en 2026, el crecimiento del PIB, año en el que finalizará la acción del Plan, debería ser 3,6 puntos porcentuales superior al del escenario que se produciría sin el efecto de inversiones adicionales. Una previsión, esta última, que se prefigura en el escenario óptimo, es decir, que las inversiones se gasten de forma eficiente, que las condiciones monetarias sean favorables y que no haya repercusiones negativas en la prima de riesgo soberana. Condiciones que, por supuesto, nadie nos puede confirmar que se van a producir. Si con respecto a lo informado el panorama general fuera menos optimista, nuestro PNRR plantea otros 2 escenarios: uno medio con un crecimiento del PIB del 2,7 por ciento y uno bajo con un aumento del 1,8 por ciento.

• Un efecto modesto en el PIB

Analizando solo el escenario óptimo, la Oficina de Investigación de CGIA informa que contra 183 mil millones de inversiones, en 2026 tendremos un aumento estructural del PIB de alrededor de 70 mil millones, lo que resulta en un multiplicador del PIB de 1,2. Un resultado que no es especialmente ilusionante, si se tiene en cuenta que, según un estudio del Banco de Italia, la construcción de obras públicas puede tener importantes repercusiones en el crecimiento económico de un país si el multiplicador del gasto de inversión pública se sitúa entre 1 y 2. Es cierto que el 1,2 por ciento previsto por el gobierno de Draghi en el PNRR estaría dentro del rango indicado por el Banco de Italia, pero también es cierto que solo lograremos este objetivo si todo va bien; algo que muchos observadores dudan, dada la ineficiencia crónica que caracteriza a gran parte de nuestra Administración Pública, la cantidad de burocracia que atenaza al país, la incapacidad histórica, como decíamos más arriba, de gastar todos los fondos europeos. Además, debe recordarse que Italia no despierta una alta confiabilidad en términos de pronósticos macroeconómicos. Los datos del Consejo Fiscal Europeo (órgano asesor independiente de la Comisión Europea) son despiadados: entre 2013 y 2019 fuimos el país que más errores cometió. Otra razón para dudar de que podamos lograr un crecimiento del PIB del 3,6 por ciento y, en consecuencia, tener un multiplicador de 1,2.

Con el PNRR, el gasto anual es 4,5 veces superior al de los fondos de la UE que nos cuesta gastar