Comunicar el covid19

(por Rosangela Cesareo - Jefa de Relaciones Institucionales Aidr) Estamos en guerra y es una guerra mundial, es una pandemia. Es dolor, es angustia, es miedo, es vida cambiada de la noche a la mañana, sin previo aviso. La vida cotidiana, los proyectos, los compromisos, pero sobre todo la libertad han cambiado de sentido. La normalidad parece una utopía, la misma que casi nos aburría hasta hace unas semanas, ahora la extrañamos, la extrañamos con locura.

Las noticias sobre covid19 se suceden sin interrupción: infecciones, hospitalizaciones, cuidados intensivos, muertes, ambulancias.

Lombardía es la región más afectada, sin piedad, llora a sus ciudadanos que dejan esta tierra en paz, porque está prohibido cualquier contacto. Los médicos y todos los trabajadores sanitarios están en las trincheras, luchando contra un enemigo invisible y sin escrúpulos, un enemigo tremendo, el más terrible.

Ahora que la tierra tiembla bajo nuestros pies, ahora que estamos tratando desesperadamente de comprender lo que está sucediendo, como nunca antes, existe la necesidad de una comunicación clara y verdadera que se dirija a todos los italianos.

Ante una gran catástrofe como esta, también el sector de la comunicación, seamos honestos, se encontró sin preparación.

Se han lanzado demasiados mensajes distorsionados, medias verdades, omisiones, modalidades incorrectas tanto en cómo, dónde y cuándo. En algún momento, incluso aquellos que viven noticias se sintieron perdidos e incapaces de ver la verdad.

Este no es el momento de generar controversia para la caridad, sino de mejorar, pero sobre todo de dar, cada uno a su pequeña manera, su propia contribución. Entonces, quien habla con la gente, con la gente, con la nación debe ser claro, real, concreto y, sobre todo, dar respuestas. El miedo al alarmismo no puede ni debe generar superficialidad, como desafortunadamente ha sucedido.

Y cuanto más nos enseña esta mala experiencia es que es mejor alarmar y prevenir en lugar de tratar de enfrentar a un enemigo que ha sido capaz de ponernos de rodillas.

No más superficialidad en la comunicación de quienes lo hacen por profesión y de quienes nos gobiernan. La gente necesita ser guiada especialmente en catástrofes, la gente nunca debe sentirse perdida.

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