"De la meta nunca tuerzas los ojos"

(por Antonella Picerno, miembro de AIDR y cofundadora de Knosso®) Eran los días del orgullo: el nuestro es un país que aún puede marcar la diferencia en el ámbito cultural, donde la humildad, la preparación y el trabajo apasionado van de la mano.

Giorgio Parisi comparte el Premio Nobel de Física ex aequo con Syukuro Manabe y Klaus Hasselmann.

Los sistemas complejos, los modelos climáticos y el calentamiento global, por tanto, son los temas a los que se dirige el más prestigioso de los premios. Pero, ¿por qué es este un resultado tan importante?

Porque la complejidad, como siempre, se deriva de las interacciones: los elementos interactúan entre sí y con el entorno que los rodea, formando así redes de interacciones que, a su vez, pueden producir nueva información.

El desafío era poder tener una visión holística sin perder de vista al individuo.

Por tanto, la Real Academia Sueca de Ciencias reconoce en Parisi "el descubrimiento de la interacción entre el desorden y las fluctuaciones en los sistemas físicos desde la escala atómica a la planetaria", cuyas contribuciones se refieren a vidrios giratorios, física de partículas, estadística mecánica, pero también supercomputadoras y biología.

En las entrevistas que siguieron a la entrega del premio, declaró que su Premio Nobel de Física está a favor de la Inteligencia Artificial y el planeta, campos en los que la necesidad de procesar una enorme cantidad de datos con modelos predictivos estructurados se ha vuelto fundamental.

Estamos asistiendo, en la actualidad, a nuevas implementaciones en cuanto a los desarrollos y aplicaciones de la tecnología, partiendo de las más "simples" (como hablar con el éter doméstico comunicando la canción que se quiere escuchar), para llegar a las de mayor potencial. (Pienso, por ejemplo, en el sector salud).

Es una aplicación constante del método científico, observando, recolectando datos y elaborando soluciones óptimas, con la conciencia de que la supervisión humana sigue siendo un aspecto cardinal, tanto desde el punto de vista ético como práctico-tecnológico.

El mismo modus operandi (extraño ... ¡pero cierto!) Condujo al importante resultado con respecto al cambio climático, a través del modelado físico del clima de la Tierra, cuantificando su variabilidad y prediciendo confiablemente el calentamiento global, confirmando así el clima como un fenómeno caótico, solo aparentemente aleatorio.

Después de este absurdo período de dos años, en el que todos hemos sido testigos de extrañas interpretaciones de números, gráficos y ciertas frases, finalmente podemos tocar la diferencia entre ciencia y pseudociencia, dándonos cuenta de que la primera, humilde y silenciosa, conduce a resultados que son los resultado de una evolución cognitiva y cultural, mientras que el segundo, con orgullosa saccenza, permanece siempre igual y, a la larga, no da frutos.

A este autoritario resultado se suma el aspecto más humano y conmovedor: el homenaje de los jóvenes estudiantes de la Sapienza a Giorgio Parisi, que en un abrazo de gratitud y estima le acogió con coros de estadio.

Este, por cierto, es el único tipo de asalto que nos gusta ver.

Por su parte, el nuevo premio Nobel, al agradecer, interpretó todo como resultado de una colaboración constructiva y constante en el tiempo con sus colaboradores, como diciendo que no se puede ir solo a ningún lado.

Tecnología y Planeta son, literalmente, dos caras de la misma moneda. En ambos casos existe la necesidad de hacer que el contexto sea seguro para el usuario, teniendo en cuenta lo que dictaminó Feynman hace un tiempo: "Para que una tecnología tenga éxito, la honestidad debe primar sobre las relaciones públicas, porque la naturaleza no se puede engañar".

"De la meta nunca tuerzas los ojos"

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