Draghi advierte "la incertidumbre socava la UE". Juncker admite sus errores.

Mario Draghi, presidente del BCE, durante su último discurso en el Parlamento de la UE antes de su disolución, declaró que con la incertidumbre que persiste y que "cuestiona la existencia misma de la UE", y la sombra de la recesión que se extiende sobre la eurozona, el Banco Central Europeo comienza a recargar sus armas. "La posición actual ya es muy acomodaticia", pero "si hubiera una recesión, el BCE tendría las herramientas necesarias".

Las celebraciones en Estrasburgo por los veinte años del euro son una oportunidad para recordar cuánto trabajo se ha realizado en los últimos años para salir de la peor recesión tras la Segunda Guerra Mundial.

Draghi habla de "incertidumbre geopolítica", que "cuestiona los pilares sobre los que se construyó el orden posterior a la Segunda Guerra Mundial, cuestiona a la UE, tiene que ver con el Brexit, la negación del sistema multilateral". Todos los elementos que contribuyen a la desaceleración económica. Por esta razón, el BCE permanece alerta y "evalúa" la situación, listo para intervenir si es necesario.

Mientras tanto, el presidente intenta dar una inyección de confianza a la UE, que ha salido de la crisis “gracias a la energía de sus ciudadanos”, y al apoyo que sus políticos le han dado al euro. Un esfuerzo que debe continuar sin dudarlo, agregó.

Para Jean Claude Juncker, presidente de la Comisión, también es una oportunidad para hacer autocrítica: "No hemos sido lo suficientemente solidarios con Grecia y los griegos", dijo a los eurodiputados, durante las celebraciones de los logros de la moneda común en su primera 20 años.

Durante la crisis de la deuda “hubo una austeridad imprudente”, impuesta obstinadamente desde el primer país que acabó en problemas, Grecia. Elogiada solo tardíamente, que es cuando dejó el programa de ayuda el verano pasado.

"Se han cometido algunos errores, es bueno que se admitan", comentó el primer ministro Giuseppe Conte. Duro es en cambio el viceprimer ministro Luigi Di Maio quien, refiriéndose a los errores admitidos por Juncker, declaró: “Las lágrimas de cocodrilo no me conmueven. Juncker y todos sus acólitos han devastado la vida de miles de familias con recortes demenciales al desperdiciar mil millones de euros al año como el doble Parlamento de Estrasburgo. Son errores que se pagan ”.

El ministro de Economía, Giovanni Tria, se muestra más cauteloso al explicar cómo la autocrítica de la institución europea que más creía en las recetas de la austeridad puede, sin embargo, ser útil en esta fase de incertidumbre y temores sobre el futuro próximo. También porque, 10 años después de la gran crisis, Europa "aún no ha entendido lo que debe hacer" y está "obsesionada con los procedimientos" que corren el riesgo de colapsar, sobre todo "si alimenta divergencias en lugar de convergencias y no aborda la cuestión de un mayor cooperación ". Y el propio ministro, desde Moscú, lanza una alarma sobre la incertidumbre que caracteriza la coyuntura económica global, explicando que en Italia ya está produciendo efectos: "Prevemos una situación de estancamiento, espero temporal, así dicen los datos".

Draghi advierte "la incertidumbre socava la UE". Juncker admite sus errores.

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