Desde el 19 de diciembre, Cecilia Sala, periodista italiana de Il Foglio y Chora Media, se encuentra recluida en régimen de aislamiento en la prisión de Evin, en Teherán. La prisión es famosa por ser el lugar donde el régimen iraní encierra a disidentes, activistas y periodistas. Sala estuvo en Irán para realizar entrevistas y materiales para su podcast Historias, que aborda temas delicados relacionados con la sociedad y la política iraníes, como la ley del hijab, la represión del régimen y las experiencias de las mujeres iraníes.
Cecilia Sala salió el 12 de diciembre con una visa regular de periodista válida por ocho días, renovable. Durante su estancia completó y envió tres episodios del podcast a la redacción. Los últimos episodios trataron temas delicados, entre ellos la vida de las mujeres bajo el patriarcado iraní y la ley del hijab, la historia de Hossein Kanaani, una figura clave de los Pasdaran, y el arresto del comediante Zeinab Musavi, perseguido por haber satirizó al régimen.
El 19 de diciembre, Sala fue arrestada por la policía iraní en su hotel de Teherán. No se hicieron públicos detalles de las acusaciones, salvo la referencia genérica a "comportamiento ilegal". Ese día fue el último que tuvo contacto con sus compañeros en Italia. Al día siguiente, al no haber abordado el vuelo de regreso, el compañero Daniele Raineri y Chora Media se pusieron en contacto con la Unidad de Crisis Farnesina. Sala fue autorizada a realizar dos llamadas: una a su madre, en la que le confirmó que estaba en prisión, y otra a su pareja, a quien le dijo: "Estoy bien, pero date prisa". El gobierno italiano se hizo cargo inmediatamente del caso y activó todos los canales diplomáticos disponibles.
El periodista está encerrado en la prisión de Evin, conocida por sus duras condiciones y la detención de presos políticos. En 2022, Alessia Piperno, otra ciudadana italiana, pasó allí 45 días antes de ser liberada gracias a largas negociaciones diplomáticas. La visita de la embajadora de Italia en Irán, Paola Amadei, confirmó que Sala se encuentra en buenas condiciones físicas, aunque se encuentra en aislamiento.
La detención de Cecilia Sala se produce en un contexto geopolítico complejo. Unos días antes, el 16 de diciembre, en Milán-Malpensa, había sido detenido Mohammad Abedini-Najafabadi, ciudadano iraní y suizo, buscado por los Estados Unidos por haber suministrado tecnologías a los Pasdaran para la producción de drones militares. Estados Unidos lo acusa de violar las leyes comerciales internacionales y solicita su extradición. Si bien no hay evidencia de que los dos incidentes estén relacionados, el momento ha generado especulaciones.
El Ministro de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani, subrayó que el Gobierno actúa con "maxima discrecion” y que las negociaciones con Teherán requieren habilidades diplomáticas de alto nivel. El ministro de Defensa, Guido Crosetto, añadió que la participación de la opinión pública occidental o la indignación popular no pueden influir en las negociaciones con Irán. Las operaciones están coordinadas por la Presidencia del Consejo, con la participación de la inteligencia italiana.
La noticia del arresto fue recibida con preocupación y solidaridad. En Italia, todas las fuerzas políticas se han unido para pedir la liberación del periodista. Elly Schlein, secretaria del Partido Demócrata, instó al gobierno a hacer "lo que sea necesario" para traer a Sala a casa. Giuseppe Conte y Carlo Calenda expresaron su confianza en las capacidades de la diplomacia italiana, mientras que Matteo Renzi reiteró que "lo unico que importa es su regreso”. También llegaron mensajes de apoyo de periodistas y activistas internacionales, alimentando la campaña social con lahashtag #LibreCecilia.
El arresto de Cecilia Sala pone de relieve los riesgos que enfrentan los periodistas que trabajan en contextos represivos. Su historia se suma a la de muchos reporteros arrestados o perseguidos por su trabajo. La Federación Nacional de la Prensa Italiana pidió la liberación inmediata de Sala, reiterando que la libertad de prensa es un derecho fundamental y que las autoridades iraníes deben garantizar la seguridad de los periodistas extranjeros.
La prioridad para Italia sigue siendo la liberación de Cecilia Sala. El gobierno está trabajando incansablemente, pero resolver el caso requiere tiempo y sensibilidad, dada la complejidad de las relaciones con Irán. La opinión pública y el mundo periodístico siguen de cerca la situación, exigiendo justicia para un periodista que siempre ha antepuesto la verdad.
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