En Alemania renace la Grosse Koalition y esta mañana se dio el anuncio del éxito de las negociaciones entre la CDU y el SPD, cuando ya se pensaba que era necesario proceder hasta el amargo final para evitar un nuevo recurso a las urnas: un auténtico shock para un país acostumbrado a la estabilidad más reconfortante. La Gran Coalición ya tiene varios precedentes, y esto ciertamente la hace más aceptable. El acuerdo, aún no definitivo, está todo condensado en 28 páginas de un documento que los sherpas de los dos principales partidos han anotado y seguirán archivando en las próximas horas. Mientras tanto, nos enteramos de que se han identificado dos puntos destacados. El primero es la limitación a 200.000 del número de entradas para refugiados admitidos en Alemania cada año. El segundo es el relanzamiento del eje franco-alemán para "dar un nuevo impulso y reformar" la zona euro. En el primer caso, la CSU marca un punto, un hermano pero más conservador que la CDU; En cuanto al segundo, el socialdemócrata Martin Schultz, ex presidente del Parlamento Europeo, encontró en Angela Merkel un interlocutor dispuesto a escuchar. Alemania, que sale de un período de debilidad política, se prepara para retomar su papel de liderazgo en Europa. La propia Merkel lo certifica en rueda de prensa: "El mundo no espera, necesitamos un nuevo comienzo para Europa", "Alemania encontrará soluciones con Francia" para conseguir el objetivo.
