por Francesco Matera
Los rebeldes hutíes de Yemen siguen amenazando el Mar Rojo con sus ataques a buques de carga extranjeros, guiñando un ojo a las empresas rusas y chinas. Un destructor estadounidense, el USS Carney, derribó el viernes un misil balístico disparado desde una zona de Yemen controlada por los hutíes, dijo el Pentágono, destacando que era la segunda vez que el grupo atacaba uno de sus buques de guerra. La semana anterior, Estados Unidos había atacado una posición dedicada al lanzamiento de un misil antibuque en territorio yemení.
Hasta ahora, los hutíes han salido victoriosos de esta particular campaña en defensa del pueblo palestino: anunciaron que interrumpirían los ataques sólo cuando Gaza y Hamás estuvieran libres de los ataques de Israel.
Los ataques en el Mar Rojo también han ayudado a los hutíes a distraer a la comunidad internacional de sus presuntos abusos contra los derechos humanos en pos de su objetivo declarado de ocupar territorio más allá de las fronteras de Yemen para controlar la Península Arábiga. Los hutíes, vinculados a la rama zaidí del islam chií, han estado luchando contra el gobierno de Yemen reconocido internacionalmente, apoyado por Arabia Saudita, durante más de una década. Los rebeldes controlan gran parte del noroeste de Yemen, incluida la capital, Saná, y las tierras fronterizas con el Mar Rojo y en el Estrecho de Bab-el-Mandeb.
Estados Unidos y sus aliados se vieron obligados a responder, primero intentando formar una coalición (Prosperity Guardian) para proteger el tráfico marítimo y luego lanzando ataques aéreos (EE.UU. y Reino Unido) dirigidos a los radares, la defensa aérea y los sitios de lanzamiento de los hutíes. Según los analistas militares, hasta ahora los ataques liderados por Estados Unidos no han logrado disuadir a los hutíes ni degradar significativamente sus capacidades militares. El enfrentamiento con Estados Unidos ha transformado el Mar Rojo en un nuevo punto crítico internacional que se suma a las zonas "calientes" del globo. El Asesor de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, jake sullivan, se reunió con el Ministro de Asuntos Exteriores chino Wang Yi este fin de semana para discutir los ataques de los hutíes, mientras que los hutíes enviaron recientemente una delegación a Moscú para hablar sobre la guerra en Gaza.
Durante el reunión, Sullivan instó a Beijing a utilizar su considerable influencia sobre Irán para cortar el apoyo de Teherán a los hutíes. Los hutíes, de hecho, reciben armas, entrenamiento e inteligencia del Irán liderado por los chiíes, pero niegan recibir órdenes de Teherán que, en respuesta a las acusaciones, confirma que no controla al grupo.
Los analistas políticos y militares occidentales dicen, sin embargo, que Irán y los hutíes a menudo coordinan sus acciones.
Hasta la fecha, en el panorama de Oriente Medio, los hutíes han ascendido a la cima de los grupos afiliados a Irán en la resistencia contra el Eje del Mal, que identifican en los países del mundo occidental liderados por Estados Unidos e Israel.
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