La Cumbre Europea de Defensa destacó los profundos desafíos que la UE tendrá que afrontar en los próximos años para construir una estructura sólida, garantizar su autonomía estratégica y mantener una relación equilibrada con Estados Unidos.
por Andrea Pinto
La guerra comercial que el presidente estadounidense, Donald Trump, amenaza con desatar contra la Unión Europea es el elemento engorroso de fondo de la cumbre informal de los Veintisiete, dedicada al futuro de la defensa europea. Los líderes europeos se reunieron ayer en Bruselas, por iniciativa del presidente del Consejo Europeo, António Costa, con el objetivo de reducir las divergencias sobre un tema crucial que afecta directamente a la soberanía nacional: qué inversiones son necesarias, quién debe producir los armamentos, cómo reforzar La industria de defensa europea y qué opciones de financiación adoptar.
«Hemos avanzado y nos impulsa un sentido de urgencia.", declaró Costa. El Secretario General de la OTAN, Mark Rutte, hablando durante el almuerzo, subrayó que el umbral del 2% del PIB para el gasto militar ya no es suficiente para garantizar la seguridad del continente. «Necesitamos invertir mucho más y aumentar la producción.», dijo, cuestionando no sólo a Estados Unidos, sino también a países europeos clave como Italia, España, Francia y Alemania, así como Reino Unido, Noruega y Turquía.
El regreso de Trump a la Casa Blanca y sus exigencias de traer El gasto de defensa representa el 5% del PIB están en el centro de la nueva dinámica transatlántica. La tensión también ha aumentado por las declaraciones del expresidente estadounidense sobre la posibilidad de tomar por la fuerza Groenlandia, territorio danés y miembro tanto de la OTAN como de la UE. Una hipótesis que provocó una fuerte reacción de los dirigentes europeos, que reiteraron su pleno apoyo a la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, y el respeto al derecho internacional. «Esta es la primera prueba real de nuestra solidaridad y unidad en un contexto sin precedentes.», comentó el primer ministro polaco, Donald Tusk.
El aumento del gasto en defensa y un posible incremento de las compras de armas estadounidenses son vistos por algunos líderes europeos como una palanca de negociación para establecer un diálogo económico más equilibrado con Trump. Sin embargo, la idea de un “Comprar americano” divide a la UE. El presidente francés, Emmanuel Macron, insiste en la necesidad de priorizar la producción europea, mientras que el canciller alemán, Olaf Scholz, considera que las compras conjuntas también deben seguir abiertas a socios como Estados Unidos, Canadá y Noruega. Tusk comparte esta opinión y ha asegurado su compromiso contra las restricciones a los suministros militares.
También queda abierta la cuestión de los recursos necesarios para apoyar el proyecto. La industria de defensa europea. La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, y el alto representante, Josep Borrell, están trabajando en el Libro Blanco sobre la Defensa, previsto para marzo. Mientras Alemania y los Países Bajos siguen oponiéndose a la idea de una deuda común, algunos estados del noreste de Europa, como Estonia, Dinamarca, Lituania y Finlandia, empiezan a abrirse a la posibilidad de préstamos conjuntos. Italia y Grecia, en cambio, pide excluir el gasto de defensa del cálculo del déficit, una propuesta sobre la que von der Leyen ha mostrado su disposición a evaluar márgenes de flexibilidad dentro de las reglas del Pacto de Estabilidad.
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