¿Quién nunca ha tenido malos sueños? Siempre hemos tratado de averiguar cuál es el origen de las pesadillas que arruinan nuestro descanso y que muchas veces nos obligan a despertar con un sobresalto. La investigación ha intentado proporcionar una explicación para los mecanismos en nuestro cerebro cuando hacemos una pesadilla. El estudio, realizado por numerosos expertos y publicado en el Journal of Neuroscience, logró identificar la firma neuronal de nuestras pesadillas.
Hasta ahora, de hecho, los científicos no podían comprender qué emociones estaban detrás de la experimentación de nuestro sueño o nuestra pesadilla. La investigación en cuestión implicó el uso de un electroencefalograma para analizar el cerebro de los voluntarios durante las dos noches de experimentación previstas por la investigación. Después de 5 minutos de la fase de sueño REM, que es la fase de sueño vinculada a la acción de soñar, se despertó a los voluntarios para contar las emociones experimentadas durante el sueño. A partir de aquí, los investigadores establecieron un vínculo particular entre el sentimiento de ira experimentado dentro del sueño (pesadilla) y la actividad cerebral registrada por el EEG. En particular, cuando los participantes registraron una mayor actividad cerebral de ondas alfa en la zona derecha del cerebro, experimentaron, al mismo tiempo, una mayor sensación de enfado y por tanto de molestia. Es este mismo sentimiento de ira el que genera entonces la manifestación de un sueño intranquilo y por tanto también de una pesadilla.
La firma neuronal que predice este comportamiento se llama asimetría alfa frontal (Faa) y así demuestra que la actividad cerebral puede representar un indicador de la regulación de nuestras emociones. En resumen, si las ondas alfa que se activan en los momentos previos a nuestro sueño son mayores en la zona derecha de nuestro cerebro, es muy probable que tengamos que lidiar con una pesadilla. Sin embargo, la investigación no nos dice nada, apunta Giovanni D'Agata, presidente de la “Mesa de Derechos”, si será posible eliminar definitivamente la posibilidad de tener pesadillas, para vivir mejor nuestro descanso en la sociedad del estrés.