Iraq, 450 miles de millones de dólares han desaparecido desde la muerte de Saddam

Brahim maarad en Agi relató brevemente lo que sucedió en Irak después de la deposición de Saddam Hussein.

Desde el 2003, año de la deposición del Saddam Hussein rais, den las arcas públicas iraquíes han desaparecido alrededor de 450 mil millones de dólares, cuatro veces la maniobra presupuestaria, más del doble del PIB: la cifra resume las razones profundas que han llevado a miles de iraquíes a rebelarse contra el gobierno en manifestaciones sangrientas que se han cobrado la vida de cincuenta personas hasta ahora.

La mayoría de los 40 millones de habitantes de Irak viven en la pobreza a pesar de que el país nunca carece de riqueza petrolera. Después de la caída de Saddam, los nuevos líderes iraquíes lucharon por trazar un camino democrático después de décadas de dictadura. Dos eventos fueron cruciales. En primer lugar, la decisión de Estados Unidos de prohibir el partido Baath, que ha dominado durante mucho tiempo, y la forma en que se implementó, creó un vacío político. En segundo lugar, la disolución del ejército, dejando a cientos de miles de hombres entrenados sin alternativa, dejó un vacío de seguridad. Irak ha sufrido una guerra civil, agitación política, corrupción generalizada, tensiones sectarias y una insurrección extremista que ha puesto patas arriba a un tercio del país.

Son cuatro - analiza el Instituto de Estados Unidos para la Paz - las principales fases que caracterizaron al nuevo Irak. 

La primera es una transición inicial entre 2003 y 2007, que comenzó con una autoridad interina de la coalición liderada por Estados Unidos. El ejército estadounidense es responsable de la seguridad nacional. La transición incluye la construcción de nuevos partidos, el reclutamiento y entrenamiento de nuevas fuerzas militares, la creación de una sociedad civil incipiente y la redacción de nuevas leyes.

En 2005, los iraquíes votaron a favor de una nueva Constitución, que introduce los derechos individuales también para las minorías religiosas y étnicas. El equilibrio político de poder, dominado por los sunitas durante siglos, cambia radicalmente. Por primera vez, la mayoría chiíta reclama el puesto de primer ministro y tiene suficiente influencia para controlar ministerios clave y otras posiciones importantes en el estado.

Sin embargo, la transición desató tensiones sectarias que llevaron a los ataques al santuario de al-Askari, un lugar sagrado chiíta, a principios de 2006. A lo largo de los años, una serie de líderes yihadistas se han sucedido decididos a fomentar las hostilidades entre comunidades étnicas y religiosos de Irak. La segunda fase, de 2007 a 2011, está marcada por la ola militar estadounidense que trae 30 soldados adicionales, además de los 130.000 ya desplegados, para ayudar a detener la escalada del derramamiento de sangre.

Mientras tanto se produce el llamado "despertar" entre las tribus sunitas iraquíes: se rebelan contra el movimiento yihadista y comienzan a trabajar con las tropas estadounidenses. Estados Unidos decide retirarse de Irak para 2011, con el acuerdo del gobierno de Bagdad de que incorporaría tribus sunitas en las fuerzas de seguridad iraquíes para contener la división sectaria. La tercera fase tiene lugar entre 2012 y 2017, ya que el gobierno iraquí no cumple las promesas de contratar y pagar a la minoría sunita que había luchado contra los yihadistas.

Se arresta a miles de sunitas. A principios de 2013, decenas de miles de personas participaron en protestas contra el gobierno en Ramadi, Faluya, Samarra, Mosul y Kirkuk. Los sunitas acusan al primer ministro Nuri al-Maliki de políticas sectarias exclusivas. Las relaciones de Maliki con los kurdos también están empeorando.

La incapacidad del gobierno dominado por los chiítas para acomodar a los sunitas permite que el autodenominado Estado Islámico se reconstruya, reclute a miles de combatientes sunitas y tome el control total de Faluya en 2013. A pesar de ser más grande y mejor equipado, el ejército iraquí se desmorona. En junio de 2014, ISIS toma el control de un tercio del país y el líder Abu Bakr al-Baghdadi declara la creación del califato en Mosul, la segunda ciudad más grande de Irak.

Establece un reino de terror con secuestros, ejecuciones, asesinatos en masa, saqueos, extorsiones, incautación de recursos estatales y contrabando. El surgimiento de ISIS divide aún más a la sociedad iraquí: también es una guerra entre sunitas y chiítas. La cuarta fase comienza en 2018 después de que el gobierno recuperó el control de todo el territorio iraquí. En mayo de 2018, unas elecciones nacionales remodelan el panorama político.

El clérigo chiita Moqtada al-Sadr lidera una coalición poco probable con sunitas laicos y comunistas que gana la mayor cantidad de escaños, ya que el bloque respaldado por Irán ocupa el segundo lugar. El Parlamento elige al político kurdo, Barham Salih, presidente y a Muhammad al-Halbusi, un diputado sunita de 37 años, como presidente del parlamento. Salih nombra primer ministro a Adil Abdul al-Mahdi, un economista de 76 años y experto político chiíta.

 

Iraq, 450 miles de millones de dólares han desaparecido desde la muerte de Saddam

| EVIDENCIA 2, MUNDO |