Mi profesor

(Para Emanuela Ricci) "¡Si soy la mujer que soy, se lo debo en parte a mi maestra!“Tengo maravillosos recuerdos de mi infancia; uno de esos es el recuerdo de mi maestro. Hoy, si lo recuerdo, se me saltan las lágrimas de emoción, ¡recordando cuando era niño y asistía a la escuela primaria! Porque la escuela la sentía muy dentro de mis huesos, era mi casa y estaba orgullosa de ella, sí, muy orgullosa a partir del cándido delantal blanco que llevaba con ese gran lazo azul en el cuello perfectamente planchado.

Y siempre lo toqué, porque me gustaban mucho los lazos y confieso que hoy en día se han convertido en mi pasión! Y los zapatos, planos y siempre lustrosos, porque era importante tenerlos limpios, al menos para mí. Y el primer día de clases fue hermoso porque nos reunimos afuera de la plaza de la escuela con mis amigos, esperando que sonara la campana y todos mirando las mochilas nuevas, en fin, fue una emoción, ¡al menos para mí! Entonces, de repente, sonó esa campana y nosotros, ya alineados desde afuera, hicimos la gran entrada a la escuela primaria, la escuela más importante, ¡mi escuela de vida! Y aquí, frente a mí el salón de clases donde habría pasado todo el año escolar y….. por último pero no menos importante, mi profesor. La recuerdo muy bien, alta y delgada, bien vestida y con la bufanda alrededor del cuello, siempre.

Era muy seria, pero me gustaba mucho, mucho. Entramos al salón sin gritar y nos sentamos en nuestros pupitres y cuando ella entró todos se pusieron de pie y casi a coro empezó un "buenos días profe"!!!! y nos quedamos de pie, porque antes de pasar lista y luego de comenzar las lecciones, ¡hicimos la señal de la cruz y recitamos el Ave María! Si, porque en mi época así se usaba, en realidad no, era así!!! Como cuando la Virgen Negra de Loreto llegó a Colleferro y dio la vuelta a las escuelas, y la pusieron ahí mismo, en la entrada grande de nuestra escuela, y íbamos todas las mañanas, durante todo el mes de mayo, junto con mi maestra a rezarle ella, y cantamos la cancioncilla de la Virgen Negra; Fue entonces cuando aprendí la cancioncita sobre Lauretana Virgo, que hoy, orgullosamente, canto con mi hija.

Y cada mes del año estaba puntuado por un poema; si era noviembre memorizamos el poema de s.martino, si fue mayo aprendimos el “ el 5 de mayo” de Manzoni, y así aprendimos todos los poemas más bellos de los grandes poetas de nuestra literatura italiana, hasta que los quise tanto que fueron mi tesis de grado. Y cuando llegó el día tan importante para mí de la primera comunión, ella, mi maestra, entregó a todos los alumnos un hermoso álbum para fotografías; hoy, al abrir el cajón de los muebles de mi sala, revisé ese álbum y pensé en mi querida maestra! Mi maestra Ginetta.

Mi profesor

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