La ministra de Justicia, Marta Cartabia, expresa sus condolencias por el fallecimiento de Liliana Ferraro, magistrada que también se desempeñó en el Ministerio de Justicia como adjunta de Giovanni Falcone, como directora general de Asuntos Penales, y luego ella misma al frente de la Oficina tras el masacre de Capaci.
“Interpretó plenamente el papel de servicio del Ministerio de Justicia hacia las sedes judiciales, que también se materializó en la construcción de la sala del búnker en Palermo, para que allí se pudiera realizar el maxijuicio. En ese momento y de acuerdo con este espíritu, Liliana Ferraro no eludió ninguna tarea, incluso la más oscura. El entonces Guardián de los Sellos, Mino Martinazzoli, recordó que ni siquiera dudaba en ir todos los días a comprar comida para Tommaso Buscetta, por temor a envenenarse durante su declaración en la sala del tribunal. Ferraro encarnó ideales elevados y concreción de acciones, necesarias entonces como ahora en la lucha contra toda mafia y todo mal trato”.