Mano biónica en mujer italiana, éxito internacional

Almería perdió su mano izquierda a la edad de 23 hace años en un accidente automovilístico y desde entonces se resignó a sufrir una incapacidad permanente, pero la esperanza de tener una nueva mano se ha convertido en una realidad en el 2016. La mano fue creada por el grupo de Silvestro Micera, de la Escuela de Estudios Avanzados Sant'Anna y del Politécnico de Lausana. La intervención se realizó en junio 2016 en el Gemelli Policlinico en Roma por el grupo del neurólogo Paolo Maria Rossini. La experimentación, cuyos resultados se están publicando en una revista científica internacional, es la tercera etapa de una carretera que comenzó hace casi 20 hace años y cuyo objetivo final es crear una electrónica tan miniaturizada que pueda conducir a prótesis totalmente implantables.

"Fue una impresión muy extraña, no tuve la mano de 23 años", dijo la mujer, contando la experiencia que había experimentado durante la experimentación. "Mi mano, agregó, había comenzado a sostener los objetos en sus manos, a sentir la diferencia entre metales, telas, madera y plástico al contacto con el índice". Sensaciones extraordinarias para quienes no pueden probarlas durante mucho tiempo, pero que aún se traducen en algo como una leve presión o un pinchazo: "no es suficiente que las personas que experimentan la prótesis estén contentas con las sensaciones que sienten, queremos obtener sensaciones funcional ", dijo Christian Cipriani, de la Escuela de Estudios Avanzados Sant'Anna, que trabaja en el desarrollo de la mano biónica de 13. La mano de alta tecnología experimentada por Almerina en su primer 'lanzamiento', en octubre 2016, tiene la electrónica incluida en una mochila similar a la que se usa en la escuela y que pesa unos tres kilogramos. La mochila, explicó Micera, "contiene el sistema que registra los movimientos de los músculos y los traduce en señales eléctricas, que luego se transforman en controles manuales; otro sistema transforma la información registrada por los sensores manuales en señales que se envían a los nervios y luego en información sensorial ". La electrónica fue hecha por la Scuola Superiore Sant'Anna junto con la Universidad de Cagliari y los electrodos implantados en los músculos se deben a la Universidad Alemana de Friburgo. Duró seis meses, la prueba proporcionó información importante para finalmente alcanzar el objetivo final de esta larga investigación. Para Rossini, la esperanza es que el largo camino de la experimentación pronto alcance el objetivo final, es decir, que estas prótesis innovadoras estén disponibles a un costo asequible. Cuando llegue el momento en que el reemplazo de partes del cuerpo humano sea normal y asequible.

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