El tradicional discurso de fin de año del presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, fue un intenso momento de reflexión y una invitación a la responsabilidad colectiva. En su mensaje, Mattarella hizo balance de los desafíos que se afrontan en 2024 y ofreció un horizonte de esperanza para 2025. En el centro del discurso, la necesidad de transformar la esperanza en acciones concretas para el bien común, en un contexto global y nacional lleno de contradicciones, pero también de potencialidades.
La paz como objetivo primordial y urgencia universal
El Presidente abrió su discurso con un sincero llamamiento a la paz, subrayando el dramático impacto de las guerras en curso. Recordó las tragedias humanas más recientes, como la muerte de un bebé recién nacido por congelación en Gaza y los bombardeos rusos que dejaron a las ciudades ucranianas a oscuras y heladas durante la Navidad. También recordó a los civiles inocentes secuestrados por Hamás, subrayando cómo estos acontecimientos demuestran que ni siquiera las fiestas más sagradas están a salvo de la barbarie.
Mattarella definió la paz como un principio indispensable consagrado en la Constitución italiana, reiterando que no significa sumisión a la arrogancia, sino respeto a los derechos humanos, a la libertad y a la dignidad de cada pueblo. Luego subrayó el papel de Italia en la promoción de la paz, incluso a través de la presidencia del G7 en 2024, y la contribución histórica de la Unión Europea como motor de estabilidad.
“La paz grita su urgencia”, declaró Mattarella, formulando su primer deseo para el nuevo año: que la verdadera paz pueda finalmente prevalecer en todos los rincones del mundo.
La esperanza como motor de cambio
Mattarella subrayó la importancia de la esperanza como motor para afrontar los desafíos de nuestro tiempo. Subrayó que la esperanza no puede ser una mera expectativa inerte, sino que debe transformarse en acciones concretas.
“De nosotros depende convertir la esperanza en realidad”, dijo, indicando la necesidad de abordar los desequilibrios y contradicciones que caracterizan el panorama global y nacional.
Las contradicciones del mundo contemporáneo
En su discurso, el Presidente esbozó una visión general de los principales problemas globales:
Gasto militar y clima: Denunció la desproporción entre el gasto mundial en armamento, equivalente a 2.443 millones de dólares, y los fondos asignados en la reciente COP29 en Bakú para luchar contra el cambio climático. Esta disparidad, subrayó, representa una amenaza para el futuro de la humanidad.
Desigualdades económicas: Destacó el aumento exponencial de la riqueza de unos pocos, mientras que la pobreza se extiende a nivel mundial.
Laceraciones sociales: Mattarella subrayó cómo las sociedades modernas están atravesadas por fallas profundas que polarizan las opiniones públicas y radicalizan las divisiones.
Luces y sombras de Italia
Pasando al contexto nacional, Mattarella presentó un panorama de avances y cuestiones críticas:
Ciencia y salud: Si bien celebró los avances científicos en el tratamiento de enfermedades que alguna vez fueron incurables, denunció los problemas del sistema de salud, incluidas las largas listas de espera y la falta de acceso al tratamiento para muchos ciudadanos.
Trabajo y jóvenes: Los datos sobre el empleo fueron calificados de alentadores, pero el presidente llamó la atención sobre los persistentes focos de precariedad, los bajos salarios y el fenómeno de los jóvenes talentos que huyen al extranjero.
Desigualdades territoriales: La falta de homogeneidad entre el Norte y el Sur, la falta de servicios y el abandono de las zonas internas han sido señalados como problemas urgentes a abordar.
El atractivo para los jóvenes y el problema de la crisis demográfica
El Presidente dedicó un amplio espacio a los jóvenes, calificándolos como el mayor recurso del país. Expresó su preocupación por fenómenos como el acoso, la violencia juvenil y el abuso de sustancias, a menudo alimentados por modelos negativos difundidos en Internet. La precariedad y la incertidumbre que sienten las nuevas generaciones, subrayó Mattarella, son una de las principales causas de la crisis demográfica que vive Italia. “Tenemos el deber de escuchar su malestar y responder a sus aspiraciones”, dijo, instando a invertir en políticas juveniles efectivas.
Respeto: la palabra del año
Mattarella saludó la elección de Treccani de designar el "respeto" como palabra del año, definiéndolo como un valor fundamental para una sociedad más justa y solidaria. Subrayó la importancia del respeto a la dignidad humana, la seguridad en el trabajo y los derechos de los presos, destacando el problema de los suicidios en prisión y la superpoblación de las instituciones penitenciarias.
Un llamamiento al patriotismo y la solidaridad
El Presidente expresó su concepto de patriotismo como compromiso con el bien común, homenajeando a médicos, docentes, voluntarios, empresarios responsables y todos aquellos que contribuyen a la cohesión social. También rindió homenaje a los soldados italianos comprometidos en misiones internacionales, agradeciéndoles su servicio al país. Subrayó también la contribución de las personas de origen extranjero que viven en Italia, definiéndolas como parte integrante de la comunidad nacional e invitándolas a promover caminos de integración.
El deporte y 2025 como año de la memoria
Saludando a los atletas italianos, Mattarella celebró los éxitos olímpicos y paralímpicos de 2024 como ejemplos de compromiso y espíritu deportivo. Luego recordó que en 2025 se cumplirán 80 años de la Liberación, invitándonos a reflexionar sobre los valores de libertad, democracia y justicia que fundamentaron la República.
Un llamado a la acción y a la esperanza colectiva
Al concluir su discurso, Mattarella lanzó un llamado a la acción: “La esperanza somos nosotros. Nuestro compromiso. Nuestra libertad. Nuestras elecciones". Por ello invitó a los italianos a construir juntos una sociedad más justa y acogedora, superando divisiones y dificultades. Con un deseo de serenidad, paz y confianza, el Presidente cerró su discurso instando a todos los ciudadanos a poner de su parte para un futuro mejor. "¡Feliz año nuevo a todos!", dijo, dejando un mensaje que es a la vez una advertencia y una esperanza.
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