Migrantes, crisis entre Italia y Francia. En riesgo cumbre Macron-Conte

Entre Italia y Francia es una crisis abierta. Después de los ataques del gobierno francés sobre la gestión italiana de la embarcación Acuario que transportaba a los migrantes 629 recogidos en el mar, según los rumores, el presidente del consejo de Conte podría cancelar la visita programada al Elíseo. Las críticas francesas, pero también españolas, a la prohibición impuesta por las autoridades italianas en el barco de la ONG SOS Mediteranée debían desencadenarse. El peligro de que la tensión política de esas horas entre Roma y París degenerada, fue claro desde la declaración de Gabriel Attal, portavoz del partido del presidente Emmanuel Macron que había llamado "repulsiva" la decisión del gobierno italiano para cerrar sus puertos a los buques carga de mujeres y niños. Luego vinieron las palabras de Macron, quien definió la posición de Italia como "irresponsable" y "cínica". De ahí la posible decisión del primer ministro, compartido con el ministro Salvini, de cancelar la reunión programada para el viernes con el presidente francés. Una decisión que aún no se ha confirmado oficialmente en el Palazzo Chigi, pero que sin embargo parece obvia, excepto por la marcha atrás. Y que, entre otras cosas, sonaría como un mensaje claro también para España, unido al coro de voces críticas, por temor a riesgos criminales para Italia por la violación de los derechos humanos. En este momento todavía estamos en guerra de palabras, con el gobierno italiano que, en palabras del Elíseo, responde: "No aceptamos lecciones hipócritas".

La elección de las formas y los tiempos para formar parte del nuevo gobierno italiano a la tracción populista a tomar medidas sobre el problema de la migración incontrolada, que no existe, y el enfoque áspero y desglosado de la Liga y M5s en la escena política europea, exponer nuestro país en riesgo de aislamiento político. Sin embargo, han llamado la atención de todos durante mucho tiempo una pregunta que permaneció sin resolver y que con el tiempo se ha complicado aún más, una emergencia tras otra. Parte de la responsabilidad de este estado de cosas se debe precisamente a Italia, que con el tiempo ha llegado a aceptar, en base a las contingencias, la consolidación de una práctica en la gestión del aterrizaje de emergencia, que, sin embargo, está en agudo contraste con los acuerdos y acuerdos firmados a lo largo de los años por el Sar (convención firmada en Hamburgo en 1979) para Solas (la Convención Internacional para la Protección de la Vida Humana en el Mar). En realidad la ley, el tan evocado en estas horas SAR (búsqueda y rescate), se muestran los procedimientos y responsabilidades que han sido ignoradas en los últimos años por elección, como es el caso de Malta, sino también por razones vinculadas a los escenarios cambiantes Mediterráneo. Malta ha reclamado una zona de pozo 750 veces superior a su territorio, sin embargo, Valletta nunca ha ejercido su competencia, lo que obligó a nuestro país a ampliar su área de intervención en el Mediterráneo. El discurso sobre Libia es diferente, y como resultado de la intervención internacional que ha derrotado a Gadafi, todavía es demasiado inestable para tratar con su área de Sar. Una situación similar concierne al Sar de Túnez. Bueno, en los últimos años para llenar estos vacíos de responsabilidad, salvar miles de vidas en el mar fue Italia, demostrando un gran espíritu de adaptación y no un pequeño sentido de humanidad. Pero el resultado es que nuestro país se ha transformado así en el único puerto de Europa para los inmigrantes procedentes del sur. Y es en esta práctica establecida, aunque en contraste con la ley, que la actividad de las ONG de ayuda extranjera se ha incluido durante mucho tiempo, acusadas, entre otras cosas, de alentar de esta manera los flujos migratorios, ONG contra las cuales ahora el gobierno italiano ha decidido intervenir con la medida extrema del cierre de los puertos.

Si bien este tira y afloja librado por Lega y 5s con ONG y otros estados europeos se consume en la piel de los migrantes que huyen de la miseria y las guerras, la pregunta es si Salvini y el gobierno de Conte podrán, después de golpear con el puño mesa, también para organizar una estrategia global a largo plazo, capaz de restaurar la supremacía del derecho sobre la praxis sin perder la humanidad, y de obtener esa solidaridad, recogida en este momento sólo en palabras por el comisario europeo Avramopoulos y la canciller alemana Angela Merkel.

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