Mucho dinero europeo para ayudar a Libia en la gestión de inmigrantes. El resultado: "solo muertes evitables"

Ilusión, este es el sentimiento que se cierne entre los países europeos después de otra tragedia que tuvo lugar en el Mediterráneo, 117 muertos ahogados frente a Trípoli. Se habían ido con un bote ya desinflado. Los 3 sobrevivientes dijeron que es mejor morir que permanecer en los centros de recolección de "lager" en Libia. Sufrirían una violencia indescriptible por parte de sus "carceleros".

¿Qué ha hecho la Unión Europea hasta la fecha para abordar un fenómeno, el de la migración que es de época y tiene como objetivo cambiar el equilibrio del viejo continente? Tantas iniciativas, tantas ideas, pocos resultados. El periódico "La Repubblica", de hecho, trató el tema de la financiación europea y los resultados sobre el terreno.

Se ahogaron trescientos treinta y ocho millones ciento veinte muertes.

Estos son los números del fracaso de la estrategia europea sobre los flujos migratorios desde Libia. Una estrategia muy cara y peligrosa, en la que es evidente que Trípoli es incapaz de proteger los derechos de los que huyen y de garantizar de forma independiente la seguridad de sus costas y aguas. Está claro que Libia no puede gobernar una “zona SAR” (búsqueda y rescate). Una farsa internacional que conviene a todos, en primer lugar a Europa, que de hecho la financia al son de millones. Pero hoy, para una patrullera averiada y un teléfono que suena vacío, se muestra como lo que es: un sistema que no ha funcionado, no funciona y no puede funcionar.

¿Qué pasó con el barco con migrantes 120 a bordo?

El naufragio del bote de goma con 120 migrantes tiene lugar a última hora de la mañana del 18 de enero a 45 millas náuticas de Trípoli, en medio de la RAE libia. Que un bote está en problemas ya se sabe a las 13.15 h. Es entonces cuando el avión Moonbird de la ONG Sea Watch intercepta una comunicación entre el P72 de la Fuerza Aérea Italiana, sobrevolando la zona, y la sala de operaciones de la Guardia Costera en Roma. "Inmediatamente verificamos que la Guardia Costera libia tuvo conocimiento del evento, asegurando la misma máxima cooperación”, Explican desde Roma. El barco Sea Watch está a unas diez horas de distancia, quiere intervenir. Sea Watch -continúa la nota de los italianos- fue informado de que su disponibilidad se ofrecería a los libios, como autoridad coordinadora del evento.

Son las 13.15 horas, el mar está en calma. Desde Trípoli, una lancha patrullera rápida, una de las que comúnmente se entregan a las autoridades portuarias, tardaría poco más de una hora en llegar al lugar.. Pero no se ve a nadie. Los náufragos van al fondo uno a la vez, ya no tienen la fuerza para aferrarse a lo que queda del naufragio. A las 18.42 el Sea Watch informó con un tuit que el Centro de Coordinación de Rescate de Trípoli, después de muchos intentos de llamar, respondieron. Nadie habla inglés, francés, italiano y ni siquiera árabe…. En intentos posteriores, el teléfono suena vacío. Solo cuando ya es de noche ves que se acercan las luces de un helicóptero de la Armada italiana, salvando a los únicos tres supervivientes. Los libios, desaparecieron en el aire. Según lo reconstruido por Ansa, habían enviado una lancha patrullera desde Trípoli, pero se descompuso y regresó.

Entonces, ¿el dinero en Bruselas donde terminan?

¿A quién le estamos dando el dinero en Libia? ¿Cómo lo gastan? Pues bien, desde 2014, la Unión Europea, escribe La Repubblica, ha vertido algo así como 338 millones de euros en las arcas de Libia para la gestión de los flujos migratorios y la lucha contra los traficantes de personas.

De estos, 91,3 millones se invirtieron en la RAE de Libia, en patrullas fronterizas, en entrenamiento y fortalecimiento de la Guardia Costera. En 2017, el primer tramo de 46,3 millones para la construcción de un verdadero MRCC, un Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo, lamentablemente solo estará listo en 2020, ahora solo hay uno "volador" en una sala del aeropuerto de Trípoli. El segundo tramo, de 45 millones, se desembolsó el pasado mes de diciembre. Se trata de dinero del Fondo Fiduciario para África, al que con el tiempo se han sumado 20 millones pagados directamente por los Estados miembros.

El regalo de los patrulleros italianos.

En febrero de 2017, el entonces primer ministro Gentiloni firmó un memorando con el gobierno de al-Sarraj con el que nos comprometimos a donar 10 patrulleras y capacitar a un centenar de oficiales. Hemos entregado solo 4: son los en desuso de la Guardia di Finanza, adaptados para el rescate. Como también cuenta la última masacre, a menudo se rompen y necesitan un mantenimiento constante. "No son aptos para rescates, es solo propaganda", se quejaron los libios. El pasado mes de julio, a instancias del Ministro del Interior Matteo Salvini, se realizó la nueva donación de dos lanchas patrulleras de la clase "corrubia" (Fezzan y Ubari) más 12 lanchas neumáticas de la clase 500.

El contrato de año nuevo

Para alimentar la ficción de la RA de Libia, se necesitan más dinero, otras inversiones. Y luego aquí es que el Gobierno italiano el 31 de diciembre de 2018, unas horas antes del Año Nuevo, tramita una licitación por unos 9,3 millones de euros, con fondos de la UE para el suministro de 20 botes superrápidos (14 de los cuales de 12 metros, 6 por 9 metros) con motores de 300 y 250 CV. La empresa adjudicataria del contrato también se encargará de impartir 30 horas de formación a cuatro operadores.

Sin embargo, la vana esperanza de una estabilidad esperada en Libia podría favorecer el inicio de un proceso real de seguridad de las fronteras al sur de Libia y de una correcta gestión de las emergencias en la propia zona SAR.

 

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