Editorial
La situación en Ucrania continúa deteriorándose a medida que Rusia intensifica su campaña militar. Ucrania sufrió la semana pasada quizás su ataque más intenso y destructivo con 190 misiles, 140 drones y 700 bombas aéreas. Rusia demuestra así a Occidente que es muy resistente y persistente en su ininterrumpida campaña militar que ya dura más de dos años.
Ahora los ataques rusos ya no se limitan a las líneas del frente o a las infraestructuras estratégicas, sino que apuntan directamente a centros urbanos, incluido Kiev, poniendo en riesgo la vida de los civiles y obligándolos a buscar refugio en búnkeres y refugios subterráneos.
En el reciente ataque a Kiev, dos misiles Zircon, conocidos por su extrema velocidad y poder destructivo, fueron lanzados desde la Crimea ocupada. Aunque la defensa aérea logró interceptarlos, los escombros impactaron en el distrito central de Pechersk, provocando heridos entre la población civil. También se han reportado ataques similares con misiles y drones en otras ciudades, como Mykolaiv y Odessa, aumentando la sensación de precariedad y miedo entre la población.
La violación del espacio aéreo polaco por un misil ruso generó más preocupaciones, lo que llevó a que se convocara al embajador ruso para exigir una explicación. Sin embargo, la falta de respuesta de Rusia ha aumentado las tensiones diplomáticas, mientras Estados Unidos ha reafirmado su compromiso con la OTAN y sus aliados, prometiendo un sólido apoyo a Polonia y otros países de la región.
Mientras tanto, los países bálticos instan a Europa a prepararse adecuadamente para un posible conflicto con Rusia, destacando la necesidad de aumentar el gasto militar y fortalecer las defensas. El presidente ucraniano Zelensky reiteró el llamado a la ayuda internacional, subrayando la urgente necesidad de dotar al país de sistemas avanzados de defensa aérea para contrarrestar los ataques rusos.
En este contexto cada vez más tenso, el embajador estadounidense en Kiev instó al Congreso a desbloquear y acelerar la entrega de ayuda a Ucrania, subrayando la urgencia de la situación y la necesidad de actuar sin demora. Se trata de 60 mil millones de dólares bloqueados en el Congreso por un ala de republicanos que se oponen a gastar dinero estadounidense en el conflicto ruso-ucraniano.
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