Números de IVA en "retroceso": también por el covid, ahora están en mínimos históricos

Se han marchado IVA, autónomos, artesanos, tenderos, pequeños comerciantes y autónomos registrados con pedidos o cajas registradoras. Conforman el mundo del trabajo independiente, la categoría profesional que más se ha visto afectada por el Covid. En los últimos dos años esta población de microempresarios ha disminuido significativamente: de hecho, faltan 321 trabajadores. Si en febrero de 2020 (mes previo a la pandemia) el stock total ascendía a 5.194.000, en diciembre pasado (último dato disponible) descendió a 4.873.000 unidades (-6,2 por ciento). Así lo dice la Oficina de Estudios de la CGIA que procesó los datos de empleo presentados en los últimos días por Istat.

En este período de pandemia, sin embargo, la tendencia en el número de empleados ha mejorado. Todavía en el mismo período, la audiencia aumentó en 34 mil unidades (+0,2 por ciento), aunque cabe señalar que las personas con contrato indefinido disminuyeron en 98 mil unidades (-0,6 por ciento), mientras que las personas con contrato de duración determinada relación aumentó en 133 (+4,5 por ciento).

Sin embargo, cabe señalar que la contracción del número de trabajadores por cuenta propia comenzó mucho antes de la llegada del Covid. De hecho, desde 2015, el número máximo se alcanzó en junio de 2016, cuando estos microempresarios habían alcanzado los 5.428.000. Posteriormente hubo una tendencia a la baja hasta alcanzar el mínimo histórico alcanzado en diciembre pasado: 4.873.000 unidades. También cabe señalar que, con la llegada del Covid, el número de trabajadores autónomos y empleados se desplomó en los primeros seis meses de 2020. Posteriormente, los asalariados se recuperaron, hasta alcanzar el mismo nivel que teníamos antes del inicio de la pandemia, mientras que los autónomos, en cambio, se recuperaron del verano y luego descendieron de forma muy preocupante hasta el final de la año. Si, por tanto, en la primera parte de 2021 hubo una ligera recuperación, entonces hubo una tendencia sinusoidal que, en diciembre, llevó el número de autónomos al nivel más bajo jamás alcanzado.

 (ver Gráfico 1).

La crisis de la pandemia y las consiguientes limitaciones a la movilidad, la caída del consumo, los impuestos y el repunte del coste de los alquileres son las principales causas que han obligado a muchos números de IVA a cerrar definitivamente el negocio. Además, la querida energía también se ha sentido en los últimos meses. Las facturas de la luz y el gas, de hecho, han sufrido subidas espantosas. Además, si tenemos en cuenta que en los últimos 10 años las políticas comerciales de la gran distribución y el auge de la venta online se han vuelto cada vez más focalizadas y agresivas, para muchos artesanos y otros tantos pequeños comerciantes no ha habido escapatoria. La única solución era tirar definitivamente la toalla.

Para intentar un vuelco, además de bajar impuestos, relanzar el consumo y aligerar la burocracia, es necesario, sobre todo en la artesanía, revalorizar el trabajo manual porque en los últimos 40 años ha habido una desvalorización cultural aterradora. A través de las reformas escolares que se han dado en los últimos años se han dado algunos pasos importantes, pero eso no es suficiente. Necesitamos hacer una verdadera revolución para devolver la dignidad, el valor social y un justo reconocimiento económico a todas aquellas profesiones en las que saber hacerlo con las propias manos constituye una virtud adicional que corremos el riesgo de perder culpables. Como decíamos, la crisis está ahí, muerde y asusta, pero, a pesar de ello, también está el lado negativo. De hecho, no son pocos los sectores en los que quedan puestos de trabajo sin cubrir porque los jóvenes no están dispuestos a dedicarse profesionalmente. Los conductores de vehículos pesados, asignados a máquinas de control numérico, torneros, fresadores, pintores y caldereros son casi imposibles de encontrar. Por no hablar de que, neto de trabajadores extranjeros, en el sector de la construcción cada vez es más difícil encontrar propietarios de maquinaria de movimiento de tierras, carpinteros, peones, instaladores y hojalateros.

Desde hace casi un año, la CGIA ha pedido tanto al primer ministro Draghi como a los gobernadores que abran una mesa de crisis permanente a nivel nacional y local. De hecho, como nunca antes, es necesario dar respuesta a un mundo, el autónomo, que vive una situación especialmente delicada. Eso sí, no hay medidas milagrosas. Y no hay que olvidar que en los dos últimos años, además de los refrigerios (aunque del todo insuficientes), los sucesivos ejecutivos han instituido, entre otras cosas, el ISCRO, el subsidio universal por hijo a cargo y el ingreso de emergencia para los que siguen en paro. negocio. Todas medidas importantes, pero no suficientes para afrontar las dificultades provocadas por esta crisis pandémica.

También es necesario involucrar al Ministerio de Educación para que active lo antes posible una importante acción informativa/formativa hacia los estudiantes de secundaria que los sensibilice sobre un punto en particular; una vez que termina la escuela, uno también puede establecerse como trabajadores por cuenta propia en el mercado laboral. Esta última perspectiva es poco conocida entre los jóvenes. También es deseable, donde no existan estas experiencias, abrir momentos de confrontación entre los agentes sociales (asociaciones empresariales y sindicatos), las instituciones locales (Ayuntamientos, Provincias, Cámara de Comercio, etc.) y el mundo escolar con el objetivo de acercar al máximo la demanda de la oferta de trabajo. Un problema, el del desajuste laboral, que paradójicamente también afecta a aquellas regiones con niveles muy altos de paro juvenil.

Números de IVA en "retroceso": también por el covid, ahora están en mínimos históricos