(a cargo de Davide D'Amico, miembro del Consejo de Gobierno de la AIDR y Director del Ministerio de Educación) El plan de recuperación representa, como todos sabemos, una gran oportunidad para nuestro país, 210 mil millones de euros para relanzar el desarrollo y la economía. Como dije y recalqué varias veces no solo por mí, sino también por muchos de mis colegas ejecutivos, existen riesgos asociados con la puesta a tierra y la implementación del plan final que se lanzará.
Ya lo es, porque pase lo que pase, cambie o no el plan de recuperación, la cuestión más compleja siempre es cómo lo van a poner en práctica las administraciones. Para ello es necesario compartir dos consejos. El primero se refiere a la creación de un sistema digital para la gestión de proyectos, con un cuadro de mando de gestión que permita monitorizar el estado relativo de ejecución, incluso por parte del ciudadano y por tanto de todo el mundo, incluida la UE, en cualquier momento.
En la práctica, utilice herramientas de gestión digital que aumenten la productividad y reduzcan tiempos y costos para empresas y ciudadanos y promuevan la transparencia.
La transparencia es también un factor importante que debe salvaguardarse porque también permite una "competencia sana" entre las administraciones públicas implicadas y constituye una herramienta que podría ser muy apreciada por la Comisión de la UE.
Por lo tanto, se debe implementar un cuadro de mando con gráficos e indicadores, con el fin de informar constantemente, no solo sobre el gasto, sino también sobre los resultados relativos y el impacto de las reformas adoptadas.
Es importante que sea un sistema sencillo, constantemente actualizado y sobre todo que incluya las referencias relativas a los jefes de proyecto. La segunda cuestión, que no debe subestimarse, se refiere a que el plan de recuperación puede representar un momento importante en el cambio cultural de gestión y administraciones públicas.
De hecho, con un análisis cuidadoso, esta herramienta puede correlacionarse efectivamente con el plan de desempeño, en el que los objetivos, resultados, metas e hitos estratégicos y operativos deben ser muy desafiantes, realistas y, sobre todo, medibles. Entonces, tenemos la gran oportunidad de aprovechar esta oportunidad para cambiar la cultura y la lógica que subyace en la definición del plan de desempeño, un sistema que todavía con demasiada frecuencia resulta formal y con objetivos "a veces" en la zona de confort para la gestión.
No solo eso, sino que el plan de recuperación es un momento en el que es posible difundir el concepto del proyecto en las administraciones públicas, aún poco aplicado de manera efectiva, en las actividades de los despachos públicos y limitado solo a esa parte funcional que siempre se ha ocupado de Proyectos europeos y de proyectos TIC.
En este nuevo escenario, la transversalidad del plan de recuperación implica que la mayor parte de las funciones de las administraciones públicas estén implicadas y ello implica una amplia implicación del personal no solo en las lógicas de proceso sino también de proyecto.
El plan de recuperación puede fomentar una atención especial al sistema de actuación de las administraciones públicas.
Más allá de la redacción final del plan de recuperación, imagino entonces un plan de recuperación que represente un gran plan del desempeño de nuestro país, con herramientas de gestión digital que aumentan la productividad y reducen costos y tiempos para ciudadanos y empresas, que favorecen el monitoreo en tiempo real. de las acciones realizadas, y que respeten las reglas de transparencia, todo con conductores y capital profesional adecuado para el desafío de los próximos tres años. ¡Buena suerte a todos con la implementación!