Escuela 4.0. Un nuevo desafío

(por Giovanbattista Trebisacce, profesor de Pedagogía General de la Universidad de Catania y miembro de la AIDR) Una de las dudas de Hamletic más comunes desde el comienzo de la pandemia ha preocupado a la escuela: ¿escuelas abiertas o cerradas? enseñanza presencial o remota? Sin embargo, hay un acuerdo casi general en una cosa, y es la creencia de que sin equipos tecnológicos, infraestructuras utilizables y habilidades adecuadas, la educación a distancia crea desigualdades y va en la dirección opuesta a la necesidad de inclusión, que es uno de los objetivos primordiales. del sistema de educación pública. Ésta es una creencia bastante compartida basada en la observación de muchas desigualdades visibles para todos y que, en mi opinión, merecen un estudio adecuado.

Lo que nos hemos visto obligados a utilizar en una situación de grave dificultad no es una enseñanza a distancia metodológicamente correcta, sino una enseñanza de emergencia. Es esta enseñanza de emergencia la que ha puesto de manifiesto las múltiples desigualdades de nuestra escuela, que, sin embargo, no deben considerarse connaturales a ninguna forma de enseñanza a distancia, como algunos creen erróneamente. Todo "insider" sabe que la garantía de que todos los participantes en las actividades de enseñanza y aprendizaje en línea puedan operar sin excesivas brechas tecnológicas o de habilidades es una condición previa a la que el diseño de un curso a distancia en línea debe poner un especial atención recurriendo, si es necesario, a todas las herramientas e intervenciones compensatorias necesarias, tal y como sucede, o debería ocurrir, en la enseñanza presencial. En otras palabras, garantizar la inclusión y reducir las desigualdades es una necesidad tanto en el aprendizaje presencial como a distancia. La realidad es que esto último no crea desigualdades, solo las hace emerger. Para corroborar esta tesis me remito a los libros. Como lo demuestra una amplia literatura sociológica, y no de hoy, los estudiantes que tienen muchos libros en el contexto familiar, que tienen padres con una alta aptitud lectora, tienen un mejor rendimiento académico que aquellos que viven en contacto con pocos libros y en una familia que presta poca atención a la lectura. Se trata de una desigualdad gravísima, pero lejos de nosotros la idea de que la posesión de libros y la aptitud para la lectura producen desigualdades y que su uso / no uso da como resultado una escuela inclusiva / no inclusiva. Estas desigualdades, lamentablemente, existen y tenemos que afrontarlas, asumiendo intervenciones de amplio alcance y no pueden limitarse únicamente al ámbito escolar.

Mucho se ha dicho y se sigue diciendo sobre las desigualdades en la oferta de tecnologías y competencias vinculadas a la revolución digital. Cuando, como en la actual situación de emergencia, estas desigualdades emergen con claridad, tendemos a atribuir la responsabilidad a las tecnologías digitales y no a nuestra incapacidad para garantizar a todos las habilidades, infraestructuras, herramientas tecnológicas y culturales necesarias para su uso experto y consciente. Reclamar la importancia del acceso a los libros y de las habilidades lectoras no significa que todos los libros sean iguales: evaluamos y elegimos los textos según nuestros intereses, nuestras necesidades, la oferta, la situación en la que está situado. Del mismo modo, reconocer la importancia de las tecnologías digitales en la enseñanza y el aprendizaje no significa en absoluto que estas tecnologías sean todas iguales e igualmente válidas, que una plataforma sea tan buena como otra, que no existan riesgos de monopolio, de uso indebido de datos, distorsión o manipulación. Las plataformas y herramientas de la enseñanza en línea no son todas iguales. Las elecciones que las escuelas y los profesores están llamados a hacer son elecciones culturales, no solo tecnológicas, no solo conciernen a las herramientas sino también a los contenidos, metodologías, prácticas de enseñanza y aprendizaje. Las elecciones equivocadas equivalen a resultados desastrosos. Un motivo más para elegir con cuidado y competencia, impulsado no solo por la emergencia, sino también y sobre todo por la idea de la escuela que queremos, sus herramientas, sus métodos y sus contenidos.

Escuela 4.0. Un nuevo desafío

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