Ocho años han pasado desde el comienzo del sangriento conflicto en Siria que comenzó en marzo 2011 cuando estallaron las primeras protestas contra Bashar al-Assad en el país árabe.
Las tropas sirias y sus aliados continúan avanzando hacia el este de Ghouta, que está particularmente marcado por ataques aéreos y artillería. Los leales, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, han logrado en las últimas horas avanzar hasta la ubicación estratégica de Hamouriyeh, en la parte sur del este de Ghouta, y han logrado hacerse con el control de algunas zonas.
Las fuerzas de Damasco, apoyadas por aliados rusos, lanzaron una ofensiva el 18 de febrero para recuperar el control del este de Ghouta, un suburbio de Damasco en manos de los rebeldes. De hecho, la ofensiva resultó en una ruptura del territorio (el área alrededor de Hamouriyeh estaría en manos de los combatientes de Faylaq al-Rahman).
Según activistas de Hamouriyeh, unos cinco mil civiles están atrapados. Algunos habrían intentado escapar. "No sabemos qué fue de los que intentaron escapar", dijo el activista Youssef Bustany, citado por la Dpa.
Según Siraj Mahmoud, un voluntario de los cascos blancos dijo: "Nadie puede entrar a la ciudad para rescatar a mujeres y niños y a los que han estado bajo los escombros a causa de los bombardeos".
Según lo anunciado por el Observatorio, al menos 1.220 civiles murieron por los ataques de las fuerzas de Damasco y los aliados rusos desde el pasado 18 de febrero. Ayer, los medios oficiales sirios y el Observatorio informaron sobre un segundo grupo de civiles que fueron trasladados fuera del este de Ghouta a través de un "corredor seguro" en el cruce de al-Wafidin.