La OTAN es una alianza político-militar, cuyo poder blando es cada vez más importante. Así lo afirmó el presidente de la Asamblea Parlamentaria de la OTAN, Paolo Alli, durante la conferencia "Foro Transatlántico sobre Rusia", celebrada hoy en el Centro de Estudios Americanos. Alli recordó cómo el acuerdo de 2014 sobre gasto en defensa fijado en un 2 por ciento para los países miembros "no es invención de Trump, sino un problema grave que también lleva a pensar en cómo gastar". Algunos países, como apunta el presidente de la Asamblea Parlamentaria de la OTAN, gastan más del 2 por ciento pero no dan soldados para misiones internacionales, mientras que Italia tiene casi 8 hombres empleados en el extranjero, aunque no alcanza el umbral establecido. Alli se preguntó entonces sobre las consecuencias del rearme que se estableció si un país como Alemania duplicara su gasto militar. “Se ha logrado el primer objetivo, el de frenar la disminución de gastos, así como el de recuperación de inversiones”, continuó Alli. La OTAN "no es una alianza militar, sino una alianza político-militar, en la que los aspectos políticos y de poder blando son cada vez más importantes y fuertes". El poder blando de la OTAN es, según Alli, más alto que el de la UE, porque la Alianza Atlántica es ahora una organización percibida como global y no solo regional. Las inversiones en fuerzas de reacción rápida también las ponen a disposición para operaciones en el Flanco Sur, y no solo en el Norte, explicó el presidente de la Asamblea Parlamentaria de la OTAN, destacando finalmente cómo son en su mayor parte las misiones de la Alianza Atlántica. mantenimiento de la paz con la ONU, "donde se han puesto a disposición estructuras militares, de inteligencia y de ciberseguridad para intervenciones en áreas distantes", como en África.
