(por Rosangela Cesareo, Jefa de Relaciones Institucionales de AIDR) Comunicarse solo cuando haya algo que decir: deje que los hechos hablen por sí mismos. El nuevo primer ministro, Mario Draghi, lo dejó claro durante su primer Consejo de Ministros. Desde entonces ha observado estrictamente esta línea y los italianos están presenciando grandes silencios.

Sin duda Draghi ha trastornado la comunicación, incluso alguien ha definido su estilo como “no comunicativo”. En primer lugar, el presidente no tiene perfiles sociales, ni Twitter ni Facebook. No hay intervención en los medios de Draghi, ni siquiera para el G7 o el Consejo Europeo, que realizó solo con un bolígrafo y una hoja de papel en videoconferencia.

Alguien asegura que esta falta de comunicación del primer ministro se debe a que no es un político, que no quiere postularse y por tanto no necesita el consentimiento popular. No estoy de acuerdo por más de una razón. De hecho, la comunicación no es solo para propaganda como el consentimiento no es solo para votar.

Italia está formada por un pueblo, por un pueblo que se mueve por los sentimientos. Si no logra despertar los sentimientos correctos en la población, gracias a la comunicación, no se seguirá al primer ministro, pero no se entenderá lo que es aún peor. Se creará una brecha aún más marcada que la existente entre los ciudadanos y los gobernantes. La del líder debe ser por definición una comunicación eficaz y constante, aunque sea institucional y rigurosa porque uno no excluye al otro.

Esta pragmática y esencial comunicación institucional adoptada por Draghi, entonces, está en absoluto contraste con la revolución digital que vive el país desde hace años, con la lógica de las redes sociales que ahora se encuentran entre las primeras herramientas de comunicación para los ciudadanos de todos los destinatarios.

Draghi tiene todas las herramientas para marcar un punto de inflexión para Italia, un salto cualitativo en este trágico momento que persiste desde hace más de un año debido a la pandemia. Pero ábrete a la gente, habla con ellos porque esperas tanto en él, en él has puesto más que una esperanza. Y utilizas los medios de comunicación a los que todo el mundo puede acceder gracias a lo digital.

Cueste lo que cueste, pero sin redes sociales