Emergencia migratoria, por ahora sólo palabras y promesas entre la intervención de la ONU y la nueva misión Sophia

El próximo lunes, la primera ministra Giorgia Meloni y el ministro de Asuntos Exteriores Tajani volarán a Nueva York para asistir a la asamblea de las Naciones Unidas: invocarán la intervención de la ONU. A su regreso, el Ministro de Asuntos Exteriores viajará a París y Berlín para proponer una nueva misión a Sophia.

(Massimiliano D'Elia) Ursula von der Leyen aceptó la invitación del Primer Ministro italiano Giorgia Meloni visitar la isla de Lampedusa que se enfrenta a una verdadera emergencia humanitaria. Aún no hay certeza sobre la fecha. En los últimos días, la isla ha tenido que acoger a unos 7000 inmigrantes (llegaron 294 barcos en un solo día), superando increíblemente la capacidad prevista por sus estructuras, que pueden alcanzar un máximo de 700 plazas cubiertas. Durante los distintos reportajes televisivos vimos campamentos improvisados ​​con camas plegables al aire libre esparcidas por todas partes.

La escena de la fila de pequeñas embarcaciones que intentaban atracar despertó muchas sospechas en el Palacio Chigi sobre un director externo que utilizaba el fenómeno para sus propios intereses. Pero ¿cuáles serían esos intereses? Por un lado, están las próximas elecciones europeas, en las que el actual ejecutivo de centroizquierda tendría todo el interés en desacreditar las acciones de los gobiernos de centroderecha que las encuestas muestran como los próximos poseedores de la mayoría comunitaria.

La pista parece estar respaldada por una carta a von der Lyen del comisario socialista de Asuntos Exteriores, Joseph Borrell, que rechazó el memorando Italia-Túnez. De hecho, la ayuda prometida nunca se entregó según lo acordado en el memorando, sino que se aplazó con el tiempo, exacerbando así al presidente tunecino Al Sayed, quien, como era de esperar, provocó el fracaso de una reciente visita planeada a la capital por la Comisión de Asuntos Exteriores de la UE. Además, los miles de millones cubiertos por el acuerdo que deberá pagar el FMI para evitar el colapso definitivo de la economía tunecina aún no han sido desembolsados ​​y existen fuertes dudas sobre una futura concesión.

Luego está la guerra en Ucrania, donde Rusia, además de su compromiso sobre el terreno en los distintos frentes abiertos, como es sabido, implementa su tan querida guerra híbrida que tiende a generar caos dentro del caos en las sociedades occidentales con el único objetivo de de debilitar las instituciones para mantenerlas alejadas de los asuntos rusos. Wagner sigue presente y es muy operativo en África, especialmente en el Sahel. Plantea algunas dudas que últimamente los precios de los viajes de la esperanza desde África a Europa hayan caído más allá de lo imaginable, hasta el punto de animar a más y más masas de pobres "desafortunados" a abandonar sus tierras sumidas en una fuerte inestabilidad (una sucesión de crisis de Estado en el Sahel) y un acalorado resurgimiento de los fenómenos jiadistas.

Ante un escenario que Italia no puede resolver por sí sola, la primera ministra Giorgia Meloni escribió a Charles Michel y Von der Leyen en Bruselas. Luego se dirigió a los italianos con un vídeo.

Meloni aseguró que no ha cambiado de opinión respecto de sus promesas electorales. Está convencida de que la estrategia de su Gobierno sigue siendo la más seria para resolver el problema de forma estructural, pero quiere que se sepa que lleva tiempo, sobre todo si el trabajo se ve obstaculizado por intereses ideológicos. Y tras dirigirse a quienes huyen de África ("Si entras ilegalmente serás repatriado"), la Unión Europea advierte: el futuro puede deparar escenarios peores.

La intervención La situación internacional es "muy difícil", "decenas de millones de personas" podrían marcharse en busca de un futuro. Y si la presión migratoria en Italia se ha vuelto "insostenible", Meloni quiere que suene fuerte la alarma en Bruselas: "Europa no puede acoger a esta enorme masa de personas" que huyen de África. Necesitamos "una misión de la UE, incluida una naval", para detener los barcos cuando salen. A falta de una estrategia que transforme la preocupación en acción, la Comisión de la UE lanza llamamientos a los países de la Unión.

La portavoz Anitta Hipper garantiza que Roma cuenta con el apoyo de Bruselas y, tras la "bofetada" de Alemania a Italia, pide "mayor solidaridad" a todas las naciones. La presidenta del Parlamento de la UE, Roberta Metsola, llama a Meloni y promete "una respuesta europea".

El subsecretario el lunes Alfredo Mantovano lo presidirá el CISR y a las 12.30 horas se celebrará el Consejo de Ministros para poner en marcha las "medidas extraordinarias". Una enmienda amplía a 18 meses el límite de retención de inmigrantes ilegales en espera de repatriación en centros de detención, que se reforzará. La Defensa identificará estructuras en lugares con muy baja densidad de población, fácilmente perimetrales y de vigilancia, para detener a inmigrantes ilegales.

Francia también hace una auténtica pirueta. Macron cambia de actitud y anima a la UE a "proteger mejor sus fronteras" y pide responsabilidad: "El deber de todos los europeos es no dejar sola a Italia". La tensión con Berlín también está disminuyendo. El gobierno alemán explica que ha suspendido la acogida voluntaria de inmigrantes para "enviar una señal" a Italia y asegura que se reanudará el intercambio "con nuestros amigos de Roma", siempre que el gobierno Meloni vuelva a respetar el Tratado de Dublín.

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