(por Giovanbattista Trebisacce, profesor de pedagogía general de la Universidad de Catania y miembro de la AIDR)

Por educación, John Dewey se refiere a un proceso de socialización que concierne a cada individuo, entendido no como una entidad autónoma separada, sino como un individuo en relación con todos los demás individuos. El filósofo y pedagogo estadounidense también sostiene que la educación del sujeto deriva de su participación en la vida de la comunidad a través de un proceso que comienza casi desde el nacimiento y que desarrolla continuamente su potencial "impregnando su conciencia, construyendo sus hábitos, formando sus ideas y despertando". sus sentimientos y emociones ". En esencia, se trata de un proceso de ciudadanía activa, un concepto que ha sido muy reconsiderado en los últimos meses, aunque decaído en términos de “ciudadanía activa digital”.

La transición del mundo analógico al digital ha representado, y la pandemia ha acelerado inevitablemente este proceso de transición, un cambio de época, como la Revolución Industrial. Hablar de ciudadanía activa hoy es referirse a un proceso de educación cívica digital, en el que cada sujeto es capaz de utilizar las tecnologías digitales como ayuda para la ciudadanía activa y la inclusión social, la colaboración con los demás y la creatividad en la búsqueda de los objetivos personales o sociales de la comunidad. . Esto significa la capacidad de usar, acceder, filtrar, evaluar, crear, programar y compartir contenido digital, y también para administrar y proteger información, contenido, datos e identidades digitales, así como para reconocer software, dispositivos, inteligencia artificial o robots. e interactuar eficazmente con ellos. Interactuar con las tecnologías y los contenidos digitales presupone una actitud reflexiva y crítica, marcada por la curiosidad, abierta e interesada en el futuro de su evolución y también requiere un enfoque ético, seguro y responsable en el uso de estas herramientas.

 La situación actual destaca con fuerza la necesidad de que los jóvenes construyan un fuerte espíritu crítico, una capacidad de elección con plena conciencia y un horizonte de referencia claro y decidido a nivel social, ético, moral y valorativo. Espíritu crítico, capacidad de elección y horizonte de valores que, hoy más que nunca, son determinantes para orientarse en un mundo que debe lidiar también con el virtual. Por tanto, la ciudadanía digital significa la capacidad que debe tener un individuo para participar conscientemente en la sociedad en línea. Como cualquier miembro de una sociedad, el ciudadano digital se convierte en portador de derechos y deberes, incluidos los relacionados con el uso de los servicios de administración digital.

La tarea de las instituciones educativas es, por tanto, promover este proceso de adquisición de competencias digitales. Saber investigar, interpretar, transformar y dominar los datos digitales es una parte fundamental de la ciudadanía que, si quiere ser activa, necesariamente debe ser también digital: una ciudadanía DIGITAL activa, que no solo debe saber para orientarse y dominar. los muchos riesgos ocultos (ciberacoso, pedofilia, virus, etc.) pero hay que EDUCAR, en el sentido etimológico del término "cuidar", respetar y consolidar la Democracia, convivir responsablemente y cuidar el planeta.

Por una ciudadanía digital activa